(cuento)
Ramón del Valle-Inclán
(Esta fue la mía andanza
sin ventura.
Macías)
La vieja más vieja de la aldea camina con su nieto de la mano, por un sendero de verdes orillas triste y desierto, que parece aterido bajo la luz del alba. Camina encorvada y suspirante, dando consejos al niño, que llora en silencio.
—Ahora que comienzas a ganarlo, has de ser humildoso, que es ley de Dios.
—Sí, señora, sí…
—Has de rezar por quien te hiciere bien y por el alma de sus difuntos.
—Sí, señora, sí…
—En la feria de San Gundián, si logras reunir para ello, has de comprarte una capa de juncos, que las lluvias son muchas.
—Sí, señora, sí…
Y la abuela y el niño van anda, anda, anda…