Hay que tratar a México
como socio estratégico:
Seis exembajadores de EE. UU.
en México

(John D. Negroponte, de 1989 a 1993; James R. Jones, de 1993 a 1997; Jeffrey Davidow, de 1998, de 2009 a 2011, y Earl Anthony Wayne, de 2011-2015)

(Resumen)

Las relaciones entre Estados Unidos y México tocan las vidas diarias de más estadounidenses que los lazos con cualquier otro país, ya sea a través de la cultura, el comercio o los viajes. La prosperidad de Estados Unidos y la seguridad de nuestra patria se ven profundamente afectadas por el tipo de relación que tenemos con nuestro vecino del sur.

            Nosotros seis hemos servido como embajadores de Estados Unidos en México procurando relaciones siempre mejores entre ambos países a través de administraciones demócratas y republicanas desde fines de 1980. Hemos visto de primera mano el valor estratégico de trabajar en cooperación con México para hacer frente a problemas comunes como la delincuencia, el terrorismo y la competencia económica global…

            Ahora estamos profundamente preocupados al ver esta tremenda sacudida. La opinión pública en ambos países se está viendo afectada por acusaciones públicas exageradas. Los mexicanos creen que su “dignidad” nacional ha sido insultada. Quienes defienden una cooperación más estrecha con Estados Unidos están a la defensiva. Voces nacionalistas están ganando fuerza. Esto no conviene a los  intereses de largo plazo de Estados Unidos.

            Estados Unidos y México comenzaron su moderno camino a una asociación más estrecha mediante el Tratado de Libre Comercio (TLC) en 1993. Colectivamente, nosotros seis hemos trabajado en cada una de las etapas del TLC. No es un acuerdo perfecto, pero tampoco es el asesino de puestos de trabajo que algunos dicen. Desde que el TLC fue firmado en 1993, los puestos de trabajo de Estados Unidos vinculados al comercio con México aumentaron de 700,000 a 4,9 millones. El valor de nuestro comercio bilateral se ha multiplicado por seis, alcanzando $584 mil millones de dólares en 2015. México es ahora el segundo mayor mercado para las exportaciones de Estados Unidos, más grande que las exportaciones a China, Japón y Alemania juntas. México es el tercer mayor comprador de productos agrícolas de Estados Unidos. Construimos muchas cosas juntos, con componentes  de artefactos cruzando la frontera en ambas direcciones, tanto que las manufacturas mexicanas exportadas tuvieron un 40% de contenido estadounidense.

            Puestos de trabajo de Estados Unidos se trasladaron a México, pero otros fueron creados por el TLC. Un estudio de 2013 estimó que Estados Unidos es $127 mil millones de dólares más rico cada año debido a los intercambios comerciales del TLC. Nuevos estudios han puesto de manifiesto que las principales causas de la pérdida de empleos en las manufacturas en EE. UU. son la automatización y el comercio con China, no el TLC. El TLC puede ser mejorado para ayudar a impulsar la economía de Estados Unidos en áreas tales como las “reglas de origen”, los servicios, el comercio electrónico, las ineficiencias en la frontera y las normas laborales…

            El sector energético merece una mención especial. Bajo el TLC, el sector energético nacionalizado de México seguía estando fuera del alcance de las empresas de Estados Unidos. En 2013, México abrió la inversión y el comercio en el petróleo, el gas natural, la electricidad, las energías renovables y los combustibles refinados a compañías de Estados Unidos y otros países. Hoy en día, los EE.UU. exportan más gas natural y gasolina a México que a cualquier otro país. En diciembre, las principales compañías estadounidenses se adjudicaron licencias para explotar las reservas de petróleo de México, mientras que otras compañías son socios en nuevos oleoductos…

            El déficit de Estados Unidos con México recibe más atención pública de la que merece. México representa el 8 por ciento de nuestro déficit. Nuestro déficit con China, la Unión Europea y Japón son más grandes. El déficit con México se redujo en más de 40 por ciento entre 2010 y 2015, a pesar de que nuestro comercio creció un 35 por ciento.

            Un punto agudo de discordia han sido el muro fronterizo y la migración. La gran ironía es que hoy en día hay 1.1 millones de mexicanos indocumentados menos en Estados Unidos que en 2007.  Las aprehensiones de mexicanos en la frontera han alcanzado los niveles más bajos de este siglo. México se ha unido a nosotros para controlar la oleada de inmigrantes procedentes de América Central deportando de más de 165,000 personas en su frontera sur en 2015, más de las que Estados Unidos hizo. Exigir públicamente que México pague por un muro que los mexicanos no creen que se necesite ha alimentado el nacionalismo antiestadounidense. Esto limita la capacidad del gobierno de México para trabajar con nosotros en la busca de soluciones.

            Las fronteras comunes también volvieron a México y a Estados Unidos socios en la seguridad nacional. Desde el 9/11, México y Estados Unidos han trabajado estrechamente para detener potenciales terroristas que pudieran entrar en Estados Unidos. También trabajamos para mejorar la lucha contra el tráfico ilícito, el tráfico de heroína y otras drogas a Estados Unidos, el contrabando de armas y las ganancias del tráfico de drogas como motor de la violencia en México, la corrupción y las muertes en ambos países. Aún más, durante los años de nuestro servicio colectivo, las fuerzas del orden han construido la confianza, la competencia y los canales legales para actuar contra las redes criminales. Esa cooperación debe fortalecerse, no socavarse.

            En conjunto, los autores han sido testigos de cambios profundos y positivos en la relación entre Estados Unidos y México en el último cuarto de siglo. Instamos a que Estados Unidos entable negociaciones serias, basadas en hechos sobre las diferencias en el comercio y otras cuestiones. Las acciones de intimidación o denigración hacen que sea más difícil llegar a resultados que apoyen los intereses económicos y de seguridad estadounidenses y alimentan el antiamericanismo en México. Los trabajadores, las empresas y las comunidades de ambos países prosperarán con una alianza estratégica a largo plazo entre los Estados Unidos y México. Mantengamos la construcción de ésta.

Fuente:
https://www.washingtonpost.com/news/global-opinions/wp/2017/02/13/ambassadors-treat-mexico-as-a-strategic-partner/?utm_term=.7ba385e2cd2d
Traducción de Estanislao Chávez
(20/02/2017)