Me vi obligado a retar a golpes a un hombre mucho más alto y fuerte que yo.
Él me dijo: —¡Voy a trapear el suelo con tu cara!.
Yo le contesté: —¡Pues te arrepentirás!
Me respondió: —¡¿Ah, sí?, ¿por qué?!
Le dije: —¡Porque no vas a poder limpiar bien los rincones!
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Una niñita le pide a su mamá diez pesos para dárselos a una viejecita que está en el parque. La madre se conmueve por la bondad de su hijita y le da el dinero.
—Aquí tienes, vida mía— dice la madre. —Pero, dime, ¿esa viejita ya no puede trabajar?
—Oh, sí— responde la niña. —Está vendiendo dulces.