La lactancia materna. Derecho humano de niñas y niños, así como de madres lactantes

La primera semana de agosto de cada año se conmemora la Semana Mundial de la Lactancia Materna cuyo lema en 2023 es “Amamantar y trabajar: ¡hagamos que sea posible!”. Se trata de una cruzada mundial para generar conciencia y propiciar la implementación de acciones para promover y proteger el derecho a la lactancia materna y temas relacionados, coordinada por la Alianza Mundial para la Acción de Lactancia Materna (WABA, por sus siglas en inglés).

Este tipo de conmemoraciones coadyuvan en el alcance de uno de los objetivos primordiales de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes: transversalizar el marco jurídico, políticas públicas, acciones económicas, administrativas y culturales en materia de protección de los derechos humanos de niñas y niños, lo que implica la integración de la perspectiva de género y de derechos humanos de la primera infancia; concientizar a la sociedad y a las autoridades de la importancia que reviste implementar acciones afirmativas concretas para garantizar el acceso y disfrute de esos derechos; valorar las repercusiones positivas o negativas derivadas de todo tipo de medidas legislativas, administrativas y jurisdiccionales que les afecten, y sobre todo, consolidar un sistema de actuación conjunta y organizada de las instancias del Estado y de gobierno, los miembros de la familia y la sociedad, para garantizar su protección integral e interés superior.

La Convención sobre los Derechos del Niño y la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, disponen el derecho a la protección de la salud de la niñez, a la satisfacción de sus necesidades en forma integral y a la alimentación, de tal manera que los Estados Parte de la Convención deben asegurarse que madres y padres de familia conozcan las ventajas de la lactancia materna. La Semana Mundial de la Lactancia Materna es una buena oportunidad para reiterar que la alimentación materna es un derecho humano de niñas y niños por su alto valor nutricional para los recién nacidos, además de contener los anticuerpos que previenen infecciones y enfermedades con alta incidencia que, generalmente, son los causantes de mortalidad infantil.

La Organización Mundial de la Salud reconoce que la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida, y con alimentación complementaria hasta los dos años, genera importantes beneficios en la salud de niñas y niños, entre ellos: la reducción de las tasas de morbilidad y mortalidad infantiles al permitir la transmisión de anticuerpos; el favorecimiento de un adecuado desarrollo maxilofacial; la disminución del riesgo de padecer obesidad o diabetes tipo 2 en la edad adulta; la promoción del desarrollo sensorial y cognitivo de las y los bebés,  y el fortalecimiento del vínculo materno-filial. Luego entonces, además de las bondades nutricionales e inmunológicas, la leche materna permite un mejor desarrollo psíquico y social de las niñas y niños.

La promoción y defensa de este derecho fundamental permitirá revertir las estadísticas mundiales proporcionadas por Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud correspondientes a 2023, en el sentido de más de 500 millones de mujeres trabajadoras no cuentan con la protección esencial de la maternidad en las leyes nacionales; que solo el 20% de los países requieren que los empleadores proporcionen a las empleadas descansos pagados e instalaciones para amamantar o extraer leche y que menos de la mitad de los infantes menores de 6 meses de edad son amamantados de forma exclusiva. Para ello, se pretende que los responsables de la materialización de los derechos humanos de niñas y niños expongan sus conocimientos, necesidades, inquietudes y propuestas en torno a un proceso biológico básico como lo es lactancia materna y se identifiquen las áreas de oportunidad en el entorno laboral de las mujeres -formal e informal- respecto de las condiciones para hacer compatible el trabajo con la lactancia materna; analizar las variables laborales, sociales y de género que alienten el ejercicio de este derecho y conocer experiencias y buenas prácticas, así como para compilar información que permita diseñar e implementar adecuaciones regulatorias y políticas públicas que favorezcan el ejercicio de la lactancia materna.

La lactancia materna es también un derecho de las madres lactantes, es decir, este derecho tiene una doble dimensión, cuyos beneficios se materializan en un menor riesgo de sufrir cáncer cérvico-uterino o de mama, osteoporosis, diabetes, hemorragia posparto, hipertensión, ataques cardíacos y depresión posparto. Por tanto, invertir en este derecho humano en su doble vertiente niña/o-madre lactante puede salvar vidas y propiciar una adecuada salud y desarrollo social y económico para las personas y países. Es, al mismo tiempo, un comportamiento aprendido que requiere que las madres lactantes y los padres cuenten con información exacta, así como apoyo dentro de sus familias, comunidades y del sistema de atención de salud. Este último a través de asistentes especializados en lactancia que proporcionen confianza a las madres sobre la importancia y trascendencia de la lactancia materna y el desarrollo de las técnicas de alimentación adecuadas para evitar problemas al momento de lactar. 

En México ha habido avances en materia de derechos de niñas y niños, sin embargo, existe un camino importante por recorrer para generar acciones para que las mujeres puedan lactar a sus hijos. Se trata de un tema que implica el estudio, análisis y discusión de diversos factores, entre ellos, las condiciones laborales que posibiliten avanzar en la realización de este derecho y en el que participen los sectores involucrados, por ejemplo, para la promoción de espacios higiénicos para llevar a cabo la recolección y almacenamiento de leche materna.

También se requiere una orientación que incluya información adecuada de los aspectos culturales sobre la alimentación materna, que propicien el ejercicio de este derecho y llevan a la madre a tomar la decisión de alimentar a la niña o niño con leche materna. 

La Observación General número 15 del Comité de los Derechos del Niño de la Organización de Naciones Unidas, estableció que los Estados nacionales deben incorporar en su régimen interno acciones y políticas públicas para promover las ventajas de la lactancia materna, así como la sensibilización sobre sus importantes beneficios nutricionales e inmunológicos que hagan efectivo el derecho a la protección de la salud de niñas y niños. Por ello, autoridades y sociedad civil deben propiciar la capacitación del personal médico sobre las bondades de la leche materna, incentivar en los hospitales públicos y privados la no utilización del biberón como sustituto de la leche materna y la creación de grupos de apoyo a las madres lactantes y por lactar en donde se compartan las buenas prácticas y experiencias positivas del ejercicio de la lactancia materna.

Es importante generar las condiciones para que niñas y niños vean satisfecho su derecho prioritario a la alimentación adecuada y al máximo nivel posible de salud, que hagan del interés superior de la niñez una realidad y un ejercicio cotidiano. La forma y tipo de alimentación que se proporcione a niñas y niños durante la primera infancia, potenciará o limitará su desarrollo físico, cognitivo y psicoemocional para el resto de su vida; de ahí que la lactancia materna sea prioritaria para su bienestar integral.

Los editores

Conmemoraciones Internacionales

Por Mario Alberto Naranjo Ricoy

El octavo mes del año trae señalados, en el calendario de conmemoraciones establecido por la Asamblea General de la ONU, una serie de efemérides que nos permiten tratar algunos de los temas más relevantes en materia de derechos humanos. El 9 de agosto es el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, grupo de población que sigue demandando la atención prioritaria de los gobiernos y cuyos saberes tradicionales es preciso rescatar pues son imprescindibles para el cuidado de la naturaleza y el medio ambiente. El 12 de agosto es el Día Internacional de la Juventud, grupo de población con extraordinarias potencialidades y en el que las sociedades depositan muchas de sus esperanzas y expectativas de un futuro mejor, pero que al mismo tiempo demanda la atención y salvaguarda de sus derechos fundamentales para poder contribuir a la solución de los principales problemas de nuestro tiempo.

El 21 de agosto es el Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo, en tanto que el 22 de agosto es el Día de Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia basados en la Religión o las Creencias, dos efemérides que ponen el centro de atención en aquellas personas que han visto afectada su integridad al ser objeto de esa clase de crímenes atroces. El 23 de agosto es el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición, efeméride que enlaza la memoria en torno al tráfico de personas en el pasado con la lucha presente por erradicar definitivamente los residuos de ese fenómeno que subsisten en la actualidad. Finalmente, el 30 de agosto es el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, violación grave de derechos humanos e incluso crimen de lesa humanidad que sigue lacerando a muchas sociedades.

9 de agosto. Día Internacional de los Pueblos Indígenas

La conmemoración de este día busca destacar las aportaciones invaluables de los pueblos originarios a la humanidad a través de sus culturas, tradiciones, lenguas y saberes. También pretende ser una fecha propicia para reflexionar y actuar en torno a los desafíos y obstáculos que enfrentan estos pueblos en relación a la preservación de su identidad, la protección de sus territorio y recursos, la lucha contra la discriminación y la promoción de sus derechos humanos.

Uno de los aspectos que vale la pena destacar es que la defensa, respeto y promoción de los derechos de los pueblos indígenas es de primera importancia para toda la humanidad, pues sus culturas y tradiciones incluyen saberes que representan activos de inmenso valor para contrarrestar el calentamiento global. Sus conocimientos ancestrales sobre la naturaleza, la biodiversidad y el manejo sustentable de los recursos naturales a través de generaciones son claves para la conservación del medio ambiente y la mitigación de los efectos del cambio climático.

Las formas en que los pueblos originarios pueden contribuir a contrarrestar el cambio climático son múltiples. Su entendimiento y compenetración con el funcionamiento de los ecosistemas que habitan pueden dar la pauta para pensar modelos de desarrollo sostenibles y respetuosos de la biodiversidad. Igualmente, muchos de estos pueblos habitan en los alrededores de bosques tropicales, que son imprescindibles para la regulación del clima y la captura de carbono. Sus formas de gestionar los recursos del bosque entrañan una enseñanza sobre la preservación de la biodiversidad y la prevención de la deforestación. Asimismo, los pueblos indígenas poseen saberes en torno a prácticas agrícolas sostenibles, adaptación a entornos naturales cambiantes, así como defensa de los territorios.

12 de agosto. Día Internacional de la Juventud

Juventud es un término flexible que las Naciones Unidas proponen definir como aquellas personas con una edad entre 14 y 25 años.[1] Socialmente, los jóvenes han sido agentes de cambio en el devenir de las comunidades, resaltando las problemáticas acordes a su contexto y proponiendo caminos para su solución. Así, resulta importante alentar su participación en los distintos aspectos en la construcción de las sociedades.

En México, El Premio Nacional de la Juventud es la máxima distinción que otorga a el Gobierno Federal a este grupo etario. Dicho reconocimiento busca destacar los aportes de las personas jóvenes en dos categorías: jóvenes entre 12 y 17 años y de 18 a 29 años, cuya conducta o dedicación al trabajo o al estudio, cause entusiasmo entre sus contemporáneos.

En su edición 2020-2021, el Premio Nacional de la Juventud fue otorgado a Magally Villeda Cabrera, estudiante de la Escuela de Bachilleres (EB), Campus Jalpan, de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ). Magally, de tan sólo 17 años de edad, obtuvo el reconocimiento gracias a su diseño de un biosensor de cristales líquidos para detectar enfermedades neurodegenerativas asociadas a Covid-19, que desarrolló en conjunto con investigadores de la Universidad de Chicago y Harvard.[2]

El caso anterior es un ejemplo de las contribuciones que los jóvenes pueden hacer a la sociedad, tanto individualmente como en conjunto. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del INEGI, en México había 37.8 millones de personas de 12 a 29 años, cifra que representa el 30% del total de los habitantes del país,[3] lo que ofrece una oportunidad única para el desarrollo de la sociedad. Sin embargo, para aprovechar el así llamado “bono demográfico” y lograr que las y los jóvenes desplieguen toda su capacidad y fuerza creativa, la condición indispensable es que las instituciones gubernamentales garanticen a la juventud el ejercicio pleno de sus derechos en materia de educación, empleo digno, salud, vivienda, entre otros.

21 de agosto. Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo.

Terrorismo es todo acto de violencia ejecutado para infundir terror entre la población civil. Como tal, es un problema grave que afecta a muchas partes del mundo y que representa una amenaza a la seguridad internacional y la gobernanza global. Los atentados perpetrados por los grupos terroristas causan desestabilización económica y social, provocan desasosiego entre la población y producen sufrimiento humano a gran escala.

Los Estados Miembros de la ONU tienen la responsabilidad de combatir el terrorismo sobre la base de la Estrategia Global de Naciones Unidas contra el Terrorismo, que entre sus pilares incluye aquellas medidas encaminadas a asegurar el respeto a los derechos humanos de todos, así como la vigencia del Estado de Derecho. A su vez, es deber de los Estados proteger los derechos de las víctimas de terrorismo, proporcionándoles un apoyo multidimensional y de largo plazo que permita su rehabilitación física, psicológica, social y financiera.

 22 de agosto. Día de Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia basados en la Religión o las Creencias.

La violencia fundada en motivos de fe o de credo constituye una amenaza a la libertad religiosa, de opinión, de expresión y a los derechos de reunión pacífica y de libre asociación. Son actos de intolerancia que atentan en contra de la convivencia pacífica y el diálogo interreligioso e intercultural. Por ello, los Estados miembros de la ONU han condenado de manera permanente este tipo de prácticas extremistas y fundamentalistas que sólo promueven el odio.

La conmemoración de este día tiene por objetivo el centrar la atención en las víctimas de estos actos ominosos y deplorables, haciendo un llamado a los Estados y a la comunidad internacional en general para promover y proteger sus derechos fundamentales, especialmente si se trata de miembros de minorías religiosas.

23 de agosto. Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición

Esta efeméride fue establecida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) con el propósito de recordar y reflexionar sobre el trágico legado de la trata de esclavos transatlántica, así como para celebrar a aquellos que lucharon contra esta práctica y resaltar la importancia de la abolición de la esclavitud en todo el mundo. La fecha fue elegida para recordar la noche del 22 al 23 de agosto de 1791, cuando un grupo de hombres y mujeres de origen africano, encabezados por Toussaint Louverture, se sublevaron en contra del sistema esclavista de la colonia Saint-Domingue (hoy Haití) y comenzaron una revolución que terminó con la abolición de la trata de esclavos. 

La trata de esclavos transatlántica fue un período oscuro de la historia en el que millones de africanos fueron capturados, transportados y esclavizados en las Américas y otras partes del mundo durante varios siglos. Durante 400 años, se estima que 15 millones de hombres, mujeres y niños fueron comprados y vendidos a través de los abominables circuitos del comercio transatlántico.

La conmemoración de este día busca honrar la memoria de las víctimas de ese comercio inhumano, reconocer la resistencia y lucha de los esclavizados por su libertad, y crear conciencia sobre los horrores de la esclavitud y su impacto duradero en la sociedad y la cultura. También es una oportunidad para educar a las generaciones presentes y futuras sobre la historia de la esclavitud, fomentar la tolerancia y el respeto mutuo, y trabajar hacia la eliminación de todas las formas de discriminación y prejuicio.

30 de agosto. Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas

Esta fecha fue establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el objetivo de crear conciencia sobre el delicado problema de las desapariciones forzadas, así como para honrar la memoria de las personas que han sido víctimas de esta terrible violación de los derechos humanos.

La desaparición forzada puede considerarse como el acto a través del cual las personas son arrestadas, detenidas o secuestradas por agentes del Estado, o con su consentimiento, sin que posteriormente se conozca su paradero o se proporcione información a sus familiares. A menudo, las víctimas de desaparición forzada no son puestas en libertad de nuevo y no llega a saberse más de ellas. Frecuentemente, sufren tortura y son objeto de homicidio o viven con el temor constante de perder la vida. Saben que sus familias desconocen su paradero y que es muy difícil que alguien puede ayudarlos. Incluso si sobreviven y son puestas en libertad, el daño físico y psicológico es permanente.[4]

En México, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No localizadas reportó en 2022 una cifra de más de 100,000 personas en esta situación. El Comité contra la Desaparición Forzada (CED por sus siglas en inglés) y el Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas o Involuntarias, ambos de la ONU, manifestaron su profunda preocupación dada la magnitud de la tragedia y ante lo que consideraron “un prolongado patrón de impunidad” en el país.[5] La lucha contra las desapariciones forzadas es un recordatorio de la importancia de proteger los derechos humanos fundamentales y garantizar que las personas no sean expuestas en varios casos a la pérdida de la vida o sometidas a tratos crueles e inhumanos. La conmemoración de este día también sirve como un llamado a los gobiernos y a la comunidad internacional para tomar medidas concretas para prevenir y tratar las desapariciones forzadas, así como para brindar apoyo a las víctimas y a sus familias, permitiéndoles el acceso a la justicia y la reparación del daño.


[1] Unesco, “Por los jóvenes, con los jóvenes, para los jóvenes”, disponible en: https://webarchive.unesco.org/web/20220627050729/https://es.unesco.org/youth (última consulta: 1/8/23).

[2] Lorena Espinosa, “Magaly Villeda Cabrera, Premio Nacional de la Juventud 2020-2021”, Via Tres. Balance Informativo, disponible en: https://www.viatres.com.mx/innovacion/2022/1/16/magaly-villeda-cabrera-premio-nacional-de-la-juventud-2020-2021-1726.html (última consulta: 1/8/23).

[3] INEGI, “Estadísticas a propósito del Día Internacional de la Juventud”, disponible en: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2022/EAP_Juventud22.pdf (última consulta: 1/8/23).

[4] Amnistía Internacional, “Desapariciones forzadas”, disponible en: https://www.amnesty.org/es/what-we-do/disappearances/ (última consulta: 1/8/23).

[5] Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, “México: El oscuro hito de 100,000 desapariciones refleja un patrón de impunidad, advierten expertos de la ONU”, disponible en: https://www.ohchr.org/es/statements/2022/05/mexico-dark-landmark-100000-disappearances-reflects-pattern-impunity-un-experts (última consulta: 1/8/23).

Sesquicentenario de la creación del juicio de amparo

Hoy celebramos los primeros ciento cincuenta años de nuestro Juicio de Amparo. Su historia está estrechamente ligada a la evolución histórico-política de México. Sus vicisitudes y sus luchas, así como sus triunfos, son también los de México. Ciento cincuenta años de proteger al pueblo de esta gran nación. Ciento cincuenta años de esfuerzos ininterrumpidos por tratar de alcanzar la justicia e irla perfeccionando.

El mundo ha conocido en los dos últimos siglos multitud de Constituciones. Documentos que establecen primordialmente una forma y un sistema de gobierno, los órganos de éste, sus Limitaciones, lo que los órganos del poder necesariamente deben respetar; es decir, los Derechos Humanos. Esas normas continuarán precisándose y mejorándose, pero mayormente hay consenso de que, aun cuando no son lo ideal ni lo perfecto, sí son la mejor forma de gobierno que la humanidad conoce y ha logrado: el conjunto de instituciones e ideas que configuran la democracia occidental, y que se han ido forjando a través de la historia y de la lucha del hombre para conseguir su libertad y encontrar mecanismos para que, a pesar de la existencia de un gobierno que es indispensable en la vida social, el hombre siga siendo libre y cultive esa libertad individual en beneficio de la sociedad.

Hoy, en muchos países, los pensamientos anteriores no están a discusión; lo que preocupa, lo que angustia, es que las normas constitucionales realmente se cumplan y, si son violadas, que existan los recursos y las garantías procedimentales para que puedan ser resarcidas. Esta preocupación ya existía en Grecia, y allí funcionaron recursos constitucionales; pero fue durante las últimas cinco décadas y principalmente en la tres más recientes cuando el problema de la Justicia Constitucional se fortalece y se coloca como uno de los tres grandes temas del constitucionalismo y de la democracia. Lo anterior se comprueba con examinar qué viene aconteciendo en América Latina y en Europa Oriental en los tres últimos años.

La Constitución Mexicana de 1917, nuestra querida y admirada Ley Fundamental, configura su Justicia Constitucional con seis garantías procedimentales; pero de ellas la protección real de los mexicanos se realiza en más de un noventa por ciento por medio del Juicio de Amparo. Nuestra realidad, la sensibilidad de nuestros juristas y el anhelo de justicia de nuestra sociedad hicieron evolucionar al Juicio de Amparo para que abarcara la protección de todos los derechos constitucionales, incluidos los Derechos Humanos. En México, el Juicio de Amparo equivale a varios y diversos recursos de otras legislaciones.

Lo más importante del Juicio de Amparo en México es que realmente funciona y ampara. Lo anterior no lo digo yo ni lo dicen únicamente los juristas mexicanos. Lo reconocen los abogados extranjeros. En este momento quiero recordar al distinguido constitucionalista norteamericano Carl E. Schawrz, quien vino a vivir una temporada a México sólo con la finalidad de estudiar cómo opera realmente el Poder Judicial Federal mexicano, comparado con su homólogo de Estados Unidos de Norteamérica. Su conclusión, basada en cuadros estadísticos, fue que la eficacia e independencia de ambos poderes judiciales es muy similar y, desde luego, esto lo sabe el pueblo de México y conoce que así es: el Juicio de Amparo realmente funciona y es nuestro mejor escudo frente a la arbitrariedad. Lo anterior no son palabras fáciles, sino hechos y más hechos. Claro que conozco de injusticias en sentencias de Amparo, pero también estoy percatado de que son la excepción. Claro que el Juicio de Amparo no es perfecto y es perfectible, pero funciona, y funciona bien. En mi opinión, en un futuro próximo deberán revisarse algunos de sus aspectos, para despojarlo de las excesivas formalidades jurídicas con las cuales se le ha recargado. Conste, digo excesivas, porque, como todo recurso y juicio, necesita de formalidades jurídicas, pero únicamente de las necesarias que estén al servicio de la justicia, por y para la justicia y únicamente con la finalidad de poder alcanzar ésta. El Juicio de Amparo nació persiguiendo, entre sus grandes finalidades, el aseguramiento real de la vigencia de los Derechos Humanos en México. Así continúa y así continuará.

Hoy, a ciento cincuenta años de su nacimiento, cuando todavía permea y vigoriza todo el Estado de Derecho en nuestro país, el contenido de la Justicia Constitucional Mexicana se enriquece con otra Institución, muy joven, muy nueva y a la cual le espera, no tengo ninguna duda, un gran desarrollo jurídico, tal y como sucedió con el Juicio de Amparo; me refiero al nacimiento del Ombudsman de ámbito nacional, que hace diez meses creó el Presidente Carlos Salinas de Gortari en la figura de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

La Comisión nació para enriquecer el marco jurídico mexicano, jamás para desquiciarlo. Por eso es un Ombudsman y por eso sus conclusiones se plasman en Recomendaciones. La Comisión no compite ni usurpa funciones del Juicio de Amparo, sino lo respeta profundamente y viene a auxiliarlo, junto con las otras garantías constitucionales de carácter procesal, en una misma y única finalidad, pero inmensa y hermosa: que cada día se protejan y defiendan mejor nuestros Derechos Humanos, lo cual es el alma y el corazón del fortalecimiento del Estado de Derecho.

Muchos de los procedimientos y los términos que utiliza la Comisión Nacional se inspiran en nuestro Juicio de Amparo, el cual tuvo origen en ideas universales que México moldeó a su realidad y el cual ha evolucionado para proteger y transformar esa propia realidad. En esto, la Comisión Nacional se parece al nacimiento del Amparo. Se inspira en ideas y corrientes universales: las del Ombudsman, pero de acuerdo con nuestra realidad y con los pies en la tierra. Evolucionará también de acuerdo con nuestra realidad y nuestros ideales. No hay marcos jurídicos inmutables, menos tratándose de una institución tan joven.

En múltiples ocasiones me maravillo de la sabiduría de la sociedad mexicana, creo que se debe a esa conjunción de lo occidental y de lo indígena, a siglos y siglos de satisfacciones y de sufrimientos. Hoy, a la distancia de diez meses, me percato que la sociedad mexicana confía en la Comisión Nacional mucho más de lo que la acreditan los hechos realizados en este período. Aún falta mucho camino por recorrer y muchas cosas por mejorar, que serán responsabilidad de todos los mexicanos que creen en esta majestuosa causa. La mayor de todas: la lucha por la dignidad humana y por alcanzar la justicia. Pero la sociedad intuye que se trata de algo importante. Intuye y comprende a la figura del Ombudsman y empieza a aceptarla, incluso hasta ese nombre extranjero, difícil de pronunciar, pero que hoy es parte del vocabulario universal, como lo es, por ejemplo, el de hábeas corpus.

En la Comisión Nacional estamos inconformes con lo alcanzado en estos meses, pero los logros que se han conseguido, con toda su modestia, son algo, y algo ya representan, y se deben al apoyo de la sociedad y de su creador: el Presidente de la República.

Termino este mensaje con un deseo que expreso con fervor: Que la fortaleza y vigor de este sesquicentenario Juicio de Amparo, de este tan nuestro y universal Juicio de Amparo, ayude a la Comisión Nacional de Derechos Humanos a transitar los primeros tiempos de su existencia, para que ellos juntos alcancen, en forma por demás satisfactoria, lo que realmente importa a todos los mexicanos, y de lo cual existe un clamor nacional: justicia, justicia y justicia. Justicia más rápida. Justicia que sea realmente justicia. Justicia que dignifique. Mejor justicia. La justicia que merece el pueblo de México.

Fuente:
Carpizo, Jorge, “Sesquicentenario de la creación del juicio de amparo”, en Derechos Humanos y Ombudsman, México, Comisión Nacional de Derechos Humanos, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, 1993, pp. 167-170. Disponible en: https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/8/3848/10.pdf (última consulta: 01/08/23).


[1] Discurso pronunciado en la Residencia Oficial de Los Pinos, el 5 de abril de 1991. Gaceta, CNDH, núm. 10, mayo de 1991.

Introducción a la historia, por Marc Bloch (fragmento)

«Papá, explícame para qué sirve la historia», pedía hace algunos años a su padre, que era historiador, un muchachito allegado mío. Quisiera poder decir que este libro es mi respuesta. Porque no alcanzo a imaginar mayor halago para un escritor que saber hablar por igual a los doctos y a los escolares. Pero reconozco que tal sencillez solo es privilegio de unos cuantos elegidos. Por lo menos conservaré aquí con mucho gusto, como epígrafe, esta pregunta de un niño cuya sed de saber acaso no haya logrado apagar de momento. Algunos pensarán, sin duda, que es una fórmula ingenua; a mí, por el contrario, me parece del todo pertinente. El problema que plantea, con la embarazosa desenvoltura de esta edad implacable, es nada menos que el de la legitimidad de la historia.

Ya tenemos, pues, al historiador obligado a rendir cuentas. Pero no se aventurará a hacerlo sin sentir un ligero temblor interior: ¿qué artesano, envejecido en su oficio, no se ha preguntado alguna vez, con un ligero estremecimiento, si ha empleado juiciosamente su vida? Mas el debate sobrepasa en mucho los pequeños escrúpulos de una moral corporativa, e interesa a toda nuestra civilización occidental.

Porque contra lo que ocurre con otros tipos de cultura, ha esperado siempre demasiado de su memoria. Todo lo conducía a ello: la herencia cristiana como la herencia clásica. Los griegos y los latinos —nuestros primeros maestros— eran pueblos historiógrafos. El cristianismo es una religión de historiadores. Otros sistemas religiosos han podido fundar sus creencias y sus ritos en una mitología más o menos exterior al tiempo humano. Por libros sagrados, tienen los cristianos libros de historia, y sus liturgias conmemoran, con los episodios de la vida terrestre de un Dios, los fastos de la Iglesia y de los santos. El cristianismo es además histórico en otro sentido, quizá más profundo: colocado entre la Caída y el Juicio Final, el destino de la humanidad representa, a sus ojos, una larga aventura, de la cual cada destino, cada «peregrinación» individual, ofrece, a su vez, el reflejo; en la duración y, por lo tanto, en la historia, eje central de toda meditación cristiana, se desarrolla el gran drama del Pecado y de la Redención. Nuestro arte, nuestros monumentos literarios, están llenos de los ecos del pasado; nuestros hombres de acción tienen constantemente en los labios sus lecciones, reales o imaginarias.

Convendría, sin duda, señalar más de un matiz en la psicología de los grupos. Hace mucho tiempo que lo observó Cournot; eternamente inclinados a reconstruir el mundo sobre las líneas de la razón, los franceses en conjunto viven sus recuerdos colectivos con mucha menor intensidad que los alemanes, por ejemplo. Es también indudable que las civilizaciones pueden cambiar; no se concibe, como hecho en sí, que la nuestra no se aparte un día de la historia. Los historiadores deberán reflexionar sobre ello. Porque es posible que, si no nos ponemos en guardia, la llamada historia mal entendida acabe por desacreditar a la historia mejor comprendida. Pero si llegáramos a eso alguna vez, sería a costa de una profunda ruptura con nuestras más constantes tradiciones intelectuales.

De momento en esta cuestión no hemos pasado todavía de la etapa del examen de conciencia. Cada vez que nuestras estrictas sociedades, que se hallan en perpetua crisis de crecimiento, se ponen a dudar de sí mismas, se las ve preguntarse si han tenido razón al interrogar a su pasado o si lo han interrogado bien. Leed lo que se escribía antes de la guerra, lo que todavía puede escribirse hoy: entre las inquietudes difusas del tiempo presente oiréis, casi infaliblemente, la voz de esta inquietud mezclada con las otras. En pleno drama me ha sido dado recoger el eco espontáneo de ello. Era en junio de 1940, el mismo día, si mal no me acuerdo, de la entrada de los alemanes a París. En el jardín normando en que nuestro Estado Mayor, privado de fuerzas, arrastraba su ocio, remachábamos sobre las causas del desastre: «¿Habrá que pensar que nos ha engañado la historia?», murmuró uno de nosotros. Así la angustia del hombre hecho y derecho se unía, con su acento más amargo, a la sencilla curiosidad del jovenzuelo. Hay que responder a una y a otra.

Sin embargo, conviene saber qué quiere decir esa palabra «servir». Pero antes de examinarla quiero agregar unas palabras de excusa. Las circunstancias de mi vida presente, la imposibilidad en que me encuentro de usar una gran biblioteca, la pérdida de mis propios libros, me obligan a fiarme demasiado de mis notas y de mis experiencias. Con demasiada frecuencia me están prohibidas las lecturas complementarias, las verificaciones a que me obligan las leyes mismas del oficio del que me propongo describir las prácticas. ¿Podré, algún día, llenar estas lagunas? Temo que nunca del todo. A este respecto, no puedo menos de solicitar indulgencia del lector y, diría, «declararme culpable», si ello no implicara echar sobre mí más de lo que es justo, las faltas del destino.

Es verdad que, incluso si hubiera que considerar a la historia incapaz de otros servicios, por lo menos podría decirse en su favor que distrae. O, para ser más exacto —puesto que cada uno busca sus distracciones donde quiere—, que así se lo parece a gran número de personas. Personalmente, hasta donde pueden llegar mis recuerdos, siempre me ha divertido mucho. En ello no creo diferenciarme de los demás historiadores que, si no es por esta, ¿por qué razón se han dedicado a la historia? Para quien no sea un tonto de marca mayor, todas las ciencias son interesantes. Pero cada sabio solo encuentra una cuyo cultivo le divierte. Descubrirla para consagrarse a ella es propiamente lo que se llama vocación.

Por sí mismo, por lo demás, este indiscutible atractivo de la historia merece ya que nos detengamos a reflexionar.

Ante todo, como germen y como aguijón, su papel ha sido y sigue siendo capital. Antes que el deseo de conocimiento, el simple gusto; antes que la obra científica plenamente consciente de sus fines, el instinto que conduce a ella: la evolución de nuestro comportamiento intelectual abunda en filiaciones de esta clase. Hasta en terrenos como el de la física, los primeros pasos deben mucho a las «colecciones de curiosidades». Hemos visto, incluso, figurar a los pequeños goces de las antiguallas en la cuna de más de una orientación de estudios, que poco a poco se ha cargado de seriedad. Esa es la génesis de la arqueología y, más recientemente, del folklore. Los lectores de Alejandro Dumas no son, quizás, sino historiadores en potencia, a los que solo falta la educación necesaria para darse un placer más puro, y, a mi juicio, más agudo: el del color verdadero.

Si, por otra parte, este encanto está muy lejos de acabarse, en cuanto da principio la investigación metódica, con sus necesarias austeridades; si, entonces, por el contrario —como pueden testimoniar todos los verdaderos historiadores—, gana todavía en vivacidad y en plenitud, nada hay en ello que, en cierto sentido, no valga para cualquier trabajo del espíritu. La historia, sin embargo, tiene indudablemente sus propios placeres estéticos, que no se parecen a los de ninguna otra disciplina. Ello se debe a que el espectáculo de las actividades humanas, que forma su objeto particular, está hecho, más que otro cualquiera, para seducir la imaginación de los hombres. Sobre todo cuando, gracias a su alejamiento en el tiempo o en el espacio, su despliegue se atavía con las sutiles seducciones de lo extraño. El gran Leibniz nos lo ha confesado: cuando pasaba de las abstractas especulaciones de las matemáticas, o de la teodicea, a descifrar viejas cartas o viejas crónicas de la Alemania imperial, sentía, como nosotros, esa «voluptuosidad de aprender cosas singulares». Cuidémonos de quitar a nuestra ciencia su parte de poesía. Cuidémonos, sobre todo, como he descubierto en el sentimiento de algunos, de sonrojarnos por ello. Sería una formidable tontería pensar que por tan poderoso atractivo sobre la sensibilidad, tiene que ser menos capaz también de satisfacer a nuestra inteligencia.

Pero si esa historia a la que nos conduce un atractivo que siente todo el universo no tuviera más que tal atractivo para justificarse; si no fuera, en suma, más que un amable pasatiempo como el bridge o la pesca con anzuelo, ¿merecería que hiciéramos tantos esfuerzos por escribirla? Por escribirla, según lo entiendo yo, honradamente, verídicamente, y yendo en la medida de lo posible hasta los resortes más ocultos, es decir, difícilmente. El juego —escribió André Gide— no nos está ya permitido hoy; ni siquiera el de la inteligencia, añadía. Esto se escribía en 1938. En 1942, año en que me ha tocado escribir, ¡el propósito adquiere un sentido todavía más grave! A buen seguro, en un mundo que acaba de abordar la química del átomo, que comienza a sondear apenas el secreto de los espacios estelares, en nuestro pobre mundo que, justamente orgulloso de su ciencia, no logra, sin embargo, crearse un poco de felicidad, las largas minucias de la erudición histórica, harto capaces de devorar toda una vida, merecerían ser condenadas como un absurdo derroche de energías casi criminal si no condujeran más que a revestir con un poco de verdad uno de nuestros sentimientos. O será preciso desaconsejar el cultivo de la historia a todos los espíritus susceptibles de emplear mejor su tiempo en otros terrenos, o la historia tendrá que probar su legitimidad como conocimiento.

Pero aquí se plantea una nueva cuestión: ¿Qué es justamente lo que legitima un esfuerzo intelectual?

Me imaginé que nadie se atrevería hoy a decir, con los positivistas de estricta observancia, que el valor de una investigación se mide, en todo y por todo, según su aptitud para servir a la acción. La experiencia no nos ha enseñado solamente que es imposible decidir por adelantado si las especulaciones aparentemente más desinteresadas no se revelarán un día asombrosamente útiles a la práctica. Rehusar a la humanidad el derecho a investigar, a calmar su sed intelectual sin preocuparse para nada del bienestar, equivaldría a mutilarla en forma extraña. Aunque la historia fuera eternamente indiferente al homo faber o al homo politicus, bastaría para su defensa que se reconociera su necesidad para el pleno desarrollo del homo sapiens. Sin embargo, aun limitada de ese modo, la cuestión dista mucho de quedar fácilmente resuelta.

Porque la naturaleza de nuestro entendimiento lo inclina mucho menos a querer saber que a querer comprender. De donde resulta que las únicas ciencias auténticas son, según su voluntad, las que logran establecer relaciones explicativas entre los fenómenos. Lo demás no es, según la expresión de Malebranche, más que «polimatía». Ahora bien, la polimatía puede muy bien pasar por distracción o por manía. Pero hoy menos que en tiempo de Malebranche podría pasar por una de las buenas obras de la inteligencia. Independientemente incluso de toda eventual aplicación a la conducta, la historia no tendrá, pues, el derecho de reivindicar su lugar entre los conocimientos verdaderamente dignos de esfuerzo, sino en el caso de que, en vez de una simple enumeración, sin lazos y casi sin límites, nos prometa una clasificación racional y una inteligibilidad progresiva.

Es innegable, sin embargo, que siempre nos parecerá que una ciencia tiene algo de incompleto si no nos ayuda, tarde o temprano, a vivir mejor. ¿Y cómo no pensar esto aún más vivamente cuando nos referimos a la historia que, según se cree, está destinada a trabajar en provecho del hombre, ya que tiene como tema de estudio al hombre y sus actos? De hecho, una vieja tendencia a la que se supondrá por lo menos un valor instintivo, nos inclina a pedir a la historia que guíe nuestra acción; por lo tanto, a indignarnos contra ella, como el soldado vencido a que me he referido, si por casualidad parece manifestar su impotencia para hacerlo así. El problema de la utilidad de la historia, en sentido estricto, en el sentido «pragmático» de la palabra útil, no se confunde con el de su legitimidad, propiamente intelectual. Es un problema, además, que no puede plantearse sino en segundo término. Para obrar razonablemente, ¿no es necesario ante todo comprender? Pero, so pena de no responder más que a medias a las sugestiones más imperiosas del sentido común, aquel problema no puede eludirse.

Algunos de nuestros consejeros, o quienes quisieran serlo, han respondido ya a estas cuestiones. Pero solo lo han hecho para amargar nuestras esperanzas. Los más indulgentes han dicho: la historia carece de provecho y de solidez. Otros, con una severidad nada amiga de medias tintas, han dicho: es perniciosa. «El producto más peligroso elaborado por la química del intelecto», ha dicho uno de ellos, y no de los menos notorios. Estas invectivas tienen peligroso atractivo: justifican por adelantado la ignorancia. Por fortuna, para lo que subsiste aún en nosotros de curiosidad espiritual, esas censuras no carecen quizás de interés.

Pero si el debate debe ser considerado de nuevo, es necesario que lo planteemos con datos más seguros.

Porque hay una precaución que los detractores corrientes de la historia no han tenido en cuenta. Su palabra no carece ni de elocuencia ni de esprit. Pero, por lo general, han olvidado informarse con exactitud de lo que hablan. La imagen que tienen de nuestros estudios no parece haber surgido del taller. Huele más a oratoria académica que a gabinete de trabajo. Sobre todo, ha prescrito. De suerte que incluso pudiera ocurrir que toda esa palabrería se haya gastado en exorcizar a un fantasma. Nuestro esfuerzo en este dominio debe ser harto distinto. Trataremos de buscar el grado de certidumbre de los métodos que usa realmente la investigación, hasta en el humilde y delicado detalle de sus técnicas. Nuestros problemas serán los mismos que impone cotidianamente al historiador su materia. En una palabra, ante todo quisiéramos explicar cómo y por qué practica su oficio de historiador. Dejamos que el lector decida a continuación si vale la pena ejercer este oficio.

Pongamos atención, sin embargo. Así limitada y comprendida, la tarea puede pasar por sencilla solo en apariencia. Lo sería, quizás, si estuviéramos frente a una de esas artes aplicadas de las que se ha dicho todo cuando se han enumerado, una tras otra, las manipulaciones consagradas. Pero la historia no es lo mismo que la relojería o la ebanistería. Es un esfuerzo para conocer mejor; por lo tanto, una cosa en movimiento. Limitarse a describir una ciencia tal como se hace será siempre traicionarla un poco. Es mucho más importante decir cómo espera lograr hacerse progresivamente. Ahora bien, esfuerzo semejante exige de parte del analista, forzosamente, una dosis bastante amplia de selección personal. En efecto, toda ciencia se halla, en cada una de sus etapas, atravesada constantemente por tendencias divergentes, que no es posible separar sin una especie de anticipación del porvenir. No nos proponemos retroceder aquí ante esta necesidad. En materia intelectual, más que en ninguna otra, el horror de las responsabilidades no es un sentimiento muy recomendable. Sin embargo, la honradez nos imponía advertir al lector.

Asimismo, las dificultades que se presentan inevitablemente cuando se hace un estudio de los métodos, varían mucho según el punto que haya alcanzado momentáneamente una disciplina en la curva, siempre un poco irregular, de su desarrollo. Me imagino que hace cincuenta años, cuando todavía reinaba Newton como maestro, era mucho más fácil que hoy construir con el rigor de un plano arquitectónico una exposición de la mecánica. Pero la historia es todavía una fase mucho más favorable a las certidumbres.

Porque la historia no es solamente una ciencia en marcha. Es también una ciencia que se halla en la infancia: como todas las que tienen por objeto el espíritu humano, este recién llegado al campo del conocimiento racional. O, por mejor decir, vieja bajo la forma embrionaria del relato, mucho tiempo envuelta en ficciones, mucho más tiempo todavía unida a los sucesos más inmediatamente captables, es muy joven como empresa razonada de análisis. Se esfuerza por penetrar en fin por debajo de los hechos de la superficie; por rechazar, después de las seducciones de la leyenda o de la retórica, los venenos, hoy más peligrosos, de la rutina erudita y del empirismo disfrazado de sentido común. No ha superado aún, en algunos problemas esenciales de su método, los primeros tanteos. Razón por la cual Fustel de Coulanges y, antes que él, Bayle no estaban, sin duda, totalmente equivocados cuando la llamaban «la más difícil de todas las ciencias».

¿Pero es esto una ilusión? Por incierta que siga siendo en tantos puntos nuestra ruta, me parece que estamos actualmente mejor situados que nuestros predecesores inmediatos para ver con mayor claridad.

[…]

Fuente:
Bloch, Marc. Introducción a la historia. México, FCE, 1952, pp.9-16.

Organización de las Naciones Unidas

Comisión Interamericana de Derechos Humanos

México: RELE condena atentados contra la vida e integridad de periodistas en Nayarit y Guerrero, y llama a las autoridades a investigar los hechos con celeridad

20 de julio de 2023
Comunicado de prensa R159/23

Washington D.C. – La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condena el asesinato del periodista Luis Martín Sánchez Íñiguez y la privación ilegítima de la libertad de los periodistas Jonathan Lora Ramírez y Osiris Maldonado De La Paz, en el estado de Nayarit, y el asesinato del periodista Nelson Matus, en el estado de Guerrero. La RELE hace un enérgico llamado a las autoridades a investigar los hechos de forma rápida, seria, imparcial y efectiva, y a juzgar y sancionar a los responsables.

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REDESCA llama a los Estados de la región a poner los derechos humanos en el centro de sus políticas fiscales

20 de julio de 2023
Comunicado No. RD160/23

Washington D.C. – En el marco de la realización de la primera Cumbre latinoamericana por una tributación global justa, sostenible y equitativa a celebrarse en Cartagena de Indias, Colombia, la Relatoría Especial sobre Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (REDESCA) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hace un llamado a todos los Estados Miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA), para que adopten un enfoque de derechos humanos como aspecto central de todas las negociaciones, políticas y acciones en materia fiscal.

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CIDH urge a la Suprema Corte de los Estados Unidos de América a garantizar la igualdad de derechos y la no discriminación

26 de julio de 2023
Comunicado No. 169/23

Washington, D.C. – La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresa su profunda preocupación por las recientes decisiones de la Suprema Corte de los Estados Unidos (SCOTUS, por sus siglas en inglés) que limitan las protecciones contra la discriminación para personas que pertenecen a grupos históricamente discriminados.

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Amnistía Internacional

Europa/las Américas: La cumbre UE-CELAC debe dar prioridad a los derechos humanos

13 de julio de 2023

Los Estados miembros de la Unión Europea (UE) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) deben abordar con urgencia los graves problemas de derechos humanos que afrontan sus respectivos continentes, ha declarado hoy Amnistía Internacional en una carta abierta a los líderes y lideresas que asistirán a la cumbre de ambos organismos regionales que se celebrará en Bruselas los días 17 y 18 de julio.

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Seis meses de triunfos para los derechos humanos

14 de julio de 2023

  • Salvar vidas, cambiar leyes y proteger los derechos humanos: Amnistía Internacional y sus simpatizantes han tenido mucho trabajo acumulando triunfos este año…

CAMBIOS EN LAS LEYES

ESTADOS UNIDOS

Amnistía Internacional Estados Unidos ha trabajado mucho para terminar con la violencia por arma de fuego en todo el país. En Illinois y Michigan, Amnistía se unió a quienes defendían la aprobación de varias leyes sobre seguridad relacionada con las armas. Gracias a la labor de incidencia y campaña de la organización, Illinois ya es el noveno estado que prohíbe las armas de asalto, y Michigan ha establecido la verificación universal de antecedentes para la adquisición de armas de fuego.

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Human Rights Watch

Entrevista: Victoria para las personas con discapacidad y las personas mayores en México

11 de julio de 2023

  • Cuando las personas se unen, suceden cosas buenas

En una victoria histórica para las personas con discapacidad y las personas mayores, este verano el presidente mexicano Manuel López Obrador promulgó el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares que reconoce plena capacidad jurídica y el derecho a tomar decisiones con apoyos a todas las personas de 18 años o más. Este es un logro fundamental para las personas con discapacidad y las personas mayores en México, que a menudo se ven despojadas de su capacidad jurídica. En la primera línea de este éxito estuvo Decidir Es Mi Derecho, una coalición de organizaciones de personas con discapacidad, organizaciones de personas mayores, otras organizaciones de derechos humanos y representantes del sector académico.

Carlos Ríos Espinosa, director asociado de la División de Derechos de las Personas con Discapacidad de Human Rights Watch, conversa con una de las líderes de la coalición, a quien considera una de las máximas autoridades del movimiento por la reforma de la capacidad jurídica en México, una fuente de inspiración personal y una amiga, María Teresa Fernández (conocida afectuosamente como Marité), acerca de su pasión por este trabajo, el impacto del proyecto de reforma y el camino a seguir con respecto a los derechos de las personas con discapacidad en México. 

¿Cómo fue ver que el Congreso aprobara la reforma sobre capacidad jurídica?

La coalición entera Decidir Es Mi Derecho estaba viendo el canal del Congreso mexicano por televisión para saber qué sucedía. No queríamos perdernos ni un segundo de las deliberaciones. Y cuando se llegó a la decisión unánime, nos conmovimos hasta las lágrimas y no podíamos creerlo. Todo fue muy conmovedor, un momento muy emotivo.

¿Cómo cambiará esta reforma la vida de las personas con discapacidad y las personas mayores en México?

Confiamos y esperamos que logre cambiar vidas para mejor, al empoderar a las personas con discapacidad y a las personas mayores para que tomen decisiones por sí mismas, con apoyos si así lo desean. Hasta ahora, las personas con discapacidades intelectuales o del desarrollo eran consideradas incapaces de decidir las cuestiones más elementales, como dónde vivir o con quiénes. Entonces muchas de ellas eran puestas en interdicción, lo que implica que un tercero podía tomar todas las decisiones por ellas, incluso en lo relativo a tratamientos de salud.

Antes, las personas con discapacidad y las personas mayores cuyos derechos fueron violados y que fueron explotadas como resultado de la interdicción ni siquiera podían participar en el proceso legal que las declaraba legalmente incapaces. Y sus hijos o familiares a veces se aprovechaban de esto, y usaban sus bienes en forma abusiva y limitaban sus decisiones.

Esta ley elimina la interdicción por completo y dispone en su lugar la creación de un modelo de toma de decisiones con apoyos, mediante el cual alguien podría nombrar a una tercera persona para facilitar el ejercicio de su capacidad jurídica, proporcionándole apoyos para la comunicación, la comprensión de los actos jurídicos y sus consecuencias, y la expresión de su voluntad. Ahora, cabría esperar que las personas puedan ser verdaderamente dueñas de sus propias vidas.

¿Por qué es tan importante la capacidad jurídica?

La capacidad jurídica es un derecho instrumental que permite el ejercicio de muchos otros derechos, como el derecho a la salud. Por cierto, también está el impacto en la institucionalización. Hasta ahora, los directores de instituciones a menudo actuaban como tutores de las personas que estaban institucionalizadas y decidían qué tratamiento debían recibir, encerraban a esas personas y les imponían tratamientos coercitivos. Ahora, para todo se requiere el consentimiento informado de la persona afectada.

Por último, en cuanto a derechos políticos, la capacidad jurídica es fundamental para que las personas con discapacidad se representen a sí mismas dentro de los partidos políticos, participen en tales partidos, voten y sean elegidas como representantes.

¿Cuál sería el paso siguiente para implementar la reforma sobre capacidad jurídica?

Los próximos pasos implican acciones importantes por parte de todos los actores de la sociedad civil y los tres poderes de gobierno.

En primer lugar, los congresos federal y de las entidades federativas deberían aprobar enmiendas a su legislación civil y reconocer la capacidad jurídica de todas las personas de 18 años y mayores, armonizando estas enmiendas con el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares. Ya tenemos una iniciativa en el Congreso de la Ciudad de México.

Los jueces deben familiarizarse con la reforma, incluso a través de la capacitación sobre el tema.

Y el poder ejecutivo debería adoptar políticas públicas, en particular en lo que respecta a los sistemas de apoyo y su regulación. También debería crear una entidad pública que proporcione directrices para establecer servicios de toma de decisiones con apoyos destinados a las personas que no tengan los medios económicos para procurarse tales apoyos.

A su vez, es preciso que se capacite a las personas con discapacidad y a sus familias. Muchas tienen dificultades para entender qué significa esta reforma, sus implicaciones, cómo hacer propias estas implicaciones y cómo promover y defender sus derechos. Las familias precisarán recibir capacitación de la sociedad civil, de nosotros, para que puedan explorarse y resolverse sus temores en relación con la toma de decisiones con apoyos, y para que ya no teman que sus hijos e hijas queden desprotegidos cuando termine la interdicción. Y ese es apenas uno de muchos aspectos.

Entonces, la sociedad en general debe trabajar para materializar este cambio cultural, para abrirse a la diversidad y, en particular, para aceptar la discapacidad. En términos más generales, se trata de convertirse en una sociedad cada vez más igualitaria e inclusiva.

A nivel internacional, las principales organizaciones, como las Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, deben seguir promoviendo el tema y, a través de sus diversos organismos, dar mayor preponderancia y apoyar en la mayor medida posible a las organizaciones que se dedican a brindar capacitación.

Creo que todos tienen trabajo por hacer con respecto a esta reforma. En cuanto a los derechos de las personas con discapacidad en México, creo que la lucha continuará.

La reforma protege la capacidad jurídica de todas las personas. ¿Qué llevó a la coalición Decidir Es Mi Derecho a enfocarse en todas las personas, en lugar de únicamente en las personas con discapacidad?

Necesitamos ver un panorama más completo: que el reconocimiento de la personalidad jurídica y la capacidad jurídica es un derecho humano, tiene carácter universal y no debe vincularse a grupos específicos. Toda persona, por el hecho de serlo, tiene derecho a ejercer dicha capacidad y a tomar decisiones en forma autónoma. Si se precisa apoyo, sin duda este puede brindarse. Pero la decisión corresponde a la persona. No hay ninguna razón para reemplazarlo con una toma de decisiones por representantes.

¿Cuáles son los principales obstáculos a la posibilidad de poner fin a la tutela y reconocer la capacidad jurídica?

La cultura mexicana es muy proteccionista y paternalista; existe esta idea arraigada de que la interdicción protege a las personas con discapacidad. Sin embargo, lejos de brindar protección, la interdicción hace que las personas sean más vulnerables y estén sujetas a la voluntad de terceros. Creo que esta cultura es uno de los principales desafíos.

Lamentablemente, los gobiernos han implementado políticas proteccionistas y asistencialistas, y la administración actual cree que al otorgar pensiones a las personas con discapacidad es suficiente para cumplir con sus obligaciones. Además, creo que el nivel de polarización política que existe actualmente afecta a nuestra causa. El tema de la discapacidad nunca ha ocupado un lugar destacado en ninguna agenda política. En cambio, solo se ha tratado como una cuestión de asistencia social.

Tú has sido una líder del movimiento por los derechos de las personas con discapacidad durante décadas. De hecho, nos conocimos en 2007, cuando yo era miembro del Consejo de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México y tú habías sido coautora de un informe especial sobre los derechos de las personas con discapacidad para la Comisión. Aprendí mucho de ese informe y me alentaste a involucrarme en el tema de la capacidad jurídica. Quince años después y tras haber instado de manera continua a México a que cambie su legislación, esta victoria finalmente ha ocurrido. Luego de todo este tiempo, ¿qué te impulsa a seguir con este trabajo?

Mi participación en el movimiento se remonta al año 1995, cuando conocí a Piña Palmera, una organización de Oaxaca que trabaja con poblaciones rurales indígenas, familias y personas con discapacidad. Me conmovió profundamente el trabajo que hacen.

Lo que me mantiene activa es, por un lado, ver cuántas cosas todavía se precisa impulsar para lograr realmente la igualdad para las personas con discapacidad y el ejercicio pleno de sus derechos, y por otro lado, ver que se están logrando avances. No habrá ningún progreso a menos que la sociedad civil promueva la agenda. Eso es lo que me impulsa en la vida. Ya tengo 71 años, y desde el comienzo de la pandemia en 2020, he tenido una pérdida muscular significativa debido a que tuve polio durante la infancia. Cada vez tengo más dificultad para hacer las cosas y me muevo mucho menos. Hago todo lo que puedo con apoyos.

México ratificó la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad [CDPD] en 2007. Entonces, ¿por qué no se estaban respetando plenamente los derechos de las personas con discapacidad?

Si bien México ratificó la CDPD, también hizo lo que se denomina una declaración interpretativa al artículo 12 sobre el reconocimiento de la capacidad jurídica de todas las personas con discapacidad en todos los aspectos de la vida. Básicamente, México sostuvo que la interdicción cumple con la CDPD, lo cual es completamente falso. Este fue un gran golpe para las personas con discapacidad en México.

La declaración interpretativa del gobierno tuvo un lado positivo: impulsó al movimiento por los derechos de las personas con discapacidad a unirse, a aprender más sobre la CDPD y a sumar fuerzas para acabar con la interdicción. Esto contribuyó sustancialmente a la fortaleza del movimiento. Una de las manifestaciones más memorables que organizamos fue con un grupo de teatro de personas sordas llamado “Seña y Verbo”, que actuaron con cadenas frente al Senado mostrándose como personas “encadenadas” por la interdicción. Ese fue el comienzo.

Afortunadamente, como resultado de la reforma constitucional sobre derechos humanos que tuvo lugar en México en 2011, se retiró la declaración interpretativa a la CDPD. Pero esto dejó intacta la legislación interna de México. Sin embargo, eso ahora cambió.

Cuénteme sobre la coalición Decidir Es Mi Derecho.

Decidir es Mi Derecho se formó hace poco, en 2020, e incluye a muchas organizaciones mexicanas que representan a personas con discapacidad, como la Asociación Mexicana de Síndrome de Costello, el Centro de Autonomía Personal y Social A.C. (CAPYS), Colectivo Chuhcan, A.C, Confederación Mexicana de Organizaciones en Favor de la Persona con Discapacidad Intelectual, A. C. (CONFE), Documenta A.C, Entropía Social, Fundación Gilberto Rincón Gallardo, Fundación para la Inclusión y Desarrollo de Personas con Discapacidad, A.C, Human Rights Watch, Movimiento de Personas con Discapacidad, Movimiento Asociativo Jalisciense pro Personas con Discapacidad, A.C. (Madijal, A.C.), Programa Universitario de Derechos Humanos (PUDH-UNAM), Red Orgullo Loco y Yo También. Nuestra iniciativa no se limita a reconocer la capacidad jurídica de las personas con discapacidad; abogamos por el reconocimiento universal de la capacidad jurídica, que también beneficiaría a las personas mayores, que a menudo son víctimas de la interdicción. La organización de personas mayores que forma parte de nuestro colectivo es el Comité Ajusco A.C. También contamos con abogadas expertas que están interesadas en el tema, y algunas de ellas incluso trabajan en la Suprema Corte.

En el colectivo hay además personas con diferentes tipos de discapacidad y se han realizado ajustes para promover o facilitar su participación en las distintas actividades. Hay, por ejemplo, una persona ciega, Ernesto Rosas y entonces usamos documentos en formatos que pueda leer su lector de pantalla. También nos autodescribimos al inicio de las reuniones.

Está Fernanda Castro Maya, un activista con discapacidad intelectual, y Ricardo Adaír, una persona con autismo. Precisan formatos de lectura fácil, y entonces usamos un lenguaje sencillo. Además hay personas con discapacidad psicosocial, que han pedido que las reuniones no comiencen demasiado temprano o que se asigne más tiempo a ciertas actividades, y siempre intentamos atender esos pedidos. Por último, hay personas con discapacidad física, como Cristian Mendoza del Movimiento de Personas con Discapacidad, y yo misma, quienes preferimos las reuniones virtuales más que las presenciales.

Fuente:
https://www.hrw.org/es/news/2023/07/11/entrevista-victoria-para-las-personas-con-discapacidad-y-las-personas-mayores-en
(31/7/23)

Suprema Corte de Justicia de la Nación

Protege la Corte los derechos de acceso a la justicia y de audiencia de los quejosos que en un juicio de amparo podrían verse afectados por una causal de improcedencia advertida de oficio

Comunicado de Prensa No. 227/2023
Ciudad de México, a 27 de junio de 2023

  • El artículo 64, párrafo segundo, de la Ley de Amparo, dispone que cuando un órgano jurisdiccional de amparo advierta de oficio una causal de improcedencia, dará vista a la parte quejosa
  • La Corte determinó que, durante el desahogo de esa vista, la parte quejosa puede plantear la inconstitucionalidad del precepto en que se sustenta la causa de improcedencia
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Sindicato que reclama titularidad de contrato colectivo de trabajo debe acreditar, por lo menos, el 10% de los trabajadores afiliados, incluso en aquellos casos en que alegue violaciones a derechos de asociación y libertad sindical

Comunicado de Prensa No. 231/2023
Ciudad de México, a 28 de junio de 2023

La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió que un sindicato que reclama la titularidad del contrato colectivo de trabajo debe acreditar, por lo menos, el 10% de trabajadores afiliados para el desahogo de la prueba de recuento, incluso cuando alegue violaciones a derechos de asociación y libertad sindical.

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Protege la Corte el derecho fundamental de acceso a la justicia de forma efectiva, cuando se combate una resolución que revoca la concesión de la suspensión de oficio y de plano

Comunicado de Prensa No. 234/2023
Ciudad de México, a 29 de junio de 2023

  • Determina el Pleno que contra la resolución que revoca la concesión de la suspensión de oficio y de plano, procede el recurso de queja, previsto en el artículo 97, fracción I, inciso b), de la Ley de Amparo
  • Dicho recurso constituye el medio de defensa idóneo para que se resuelva en forma urgente sobre el perjuicio que se podría ocasionar al revocarse la suspensión
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