Persecuciones, esclavitud y rescates: el infierno de los rohinyás

En Mayo de 2015, un descubrimiento macabro ha puesto a los rohinyás en los medios de comunicación del mundo. Varios cadáveres fueron descubiertos por la población local en Malasia, en la frontera tailandesa. No menos de 30 fosas comunes fueron removidas, las cuales contenían centenas de cadáveres y esqueletos. Algunos días antes algo similar ocurrió a solamente unos kilómetros de ahí, en Tailandia, al otro lado de la frontera. La mayoría de los cadáveres han sido identificados como migrantes rohinyás.

      Los rohinyás son una etnia de Myanmar (antigua Birmania), que vive en el oeste del país, en el estado de Arakan. 60% de la población de esa región son de la etnia rakhine, mientras que 40% son rohinyás. Se considera que existen alrededor de un millón de rohinyás en Myanmar. Desde hace décadas, hay una oposición intensa entre ambas etnias, sin que nadie pueda dilucidar correctamente la razón de los enfrentamientos y del odio recurrente entre estos grupos. En cualquier caso, nuevas tensiones han resurgido desde el verano de 2012.

      Varios factores pueden explicar la escalada de violencia en Arakan.

      Por un lado, aunque la junta militar ya no está en el poder en Myanmar desde 2011, el régimen político es aún muy autoritario y violento, especialmente con las etnias minoritarias del país. La constitución de Myanmar enumera todas las “razas nacionales”. En total hay 135 etnias diferentes reconocidas por el Estado, mientras algunas son olvidadas como los rohinyás. La consecuencia directa de esta omisión voluntaria es que los rohinyás no tienen derechos fundamentales. Existe una ley promulgada en 1982 que prohíbe a los rohinyás obtener la nacionalidad birmana, por lo que ellos son apátridas. Además el gobierno sostiene que no son birmanos pero sí bengalíes, que son migrantes ilegales, aunque viven en Myanmar desde hace muchas generaciones. El gobierno no oculta sus intenciones de expulsar a todos los rohinyás. Es muy difícil entrar al estado de Arakan y obtener información sobre lo que está sucediendo ahí. El gobierno quiere excluir cada vez más a esta etnia, de modo que ahora no tienen documentos de identificación, y no podrán votar en las próximas elecciones legislativas, en noviembre de 2015. Cuando hay enfrenamientos entre rohinyás y rakhines, el Estado da toda la asistencia médica necesaria a los rakhines mientras los rohinyás viven en campamentos abominables, sin cuidados ni asistencia. Las organizaciones pueden visitar a los rakhines, pero no se le permite el acceso a los campamentos rohinyás. En definitiva, el gobierno de Myanmar ha causado el empobrecimiento y la desaparición de los rohinyás desde hace muchos años y no les deja otra opción más que huir a algún país vecino.

      Por otro lado, algunos líderes religiosos atizan el rencor hacia los rohinyás manipulando al pueblo de Myanmar. Fomentan la división entre los grupos por motivos religiosos, pues los rohinyás son musulmanes y los rakhines budistas. Difunden rumores sobre los rohinyás para asustar al resto de la población. Por ejemplo, conflictos de 2012 empezaron por la supuesta violación de una niña por tres musulmanes, pero el hecho no fue probado. Sin embargo, los rakhines reaccionaron asesinando a 10 rohinyás en un camión. La guerra está declarada. Las autoridades no han hecho nada para detener la violencia contra los rohinyás; incluso la policía participó en las masacres. Al día de hoy, más de 5,000 habitaciones de rohinyás han sido destruidas en un clima de terror, lo que ha motivado a más de 140,000 musulmanes a dejar Myanmar. La organización Human Rights Watch ha declarado que ha visto numerosos crímenes contra la humanidad en el estado de Arakan: persecuciones, desplazamientos forzados, expulsiones, asesinatos, todos realizados a través de ataques organizados, reuniones y declaraciones públicas clamando por una limpieza étnica. La ONU ha declarado que la etnia rohinyá es uno de los grupos étnicos más perseguidos del mundo.

      El islam es utilizado por algunos budistas para marcar la diferencia entre rakhines y rohinyás. Es importante decir que los 500,000 monjes budistas de Myanmar tienen un lugar primordial en la vida del país. Por ejemplo, han tenido un papel significativo en el cambio político de los años 2008/2011 o en la educación de los niños pobres, puesto que dan educación budista gratuita. Así, la palabra de los monjes es muy influyente sobre la población. Y en este contexto, un monje budista ha elegido promover la destrucción de la etnia rohinyá. En efecto, el monje U Wirathu y su movimiento 969 difunden que los musulmanes son el problema de todo el planeta y que por eso es necesario destruir a la etnia rohinyá. Wirathu es tristemente conocido en el mundo por sus discursos incitando al odio hacia los musulmanes. Los rakhines creen que los musulmanes quieren eliminarlos para robar sus tierras. El problema es que el movimiento 969 no es aislado, muchas personas siguen sus ideas. Evidentemente, el gobierno no hace nada porque estos monjes preconizan un nacionalismo exacerbado y un extremismo religioso, los cuales sirven a los intereses de la política autoritaria. Y lo peor es que el Estado ayuda el movimiento 969; si una persona critica abiertamente las palabras del famoso monje, sufre prisión durante varios años.

      Frente a esta situación, los rohinyás optaron por el exilio, como miles de birmanos perseguidos a causa de su etnia o sus ideas políticas, o de monjes que no siguen al movimiento 969. Los rohinyás huyen a Tailandia, Malasia o Bangladesh. Así, un gigantesco tráfico de humanos está sucediendo en las fronteras de Myanmar. Los migrantes pagan un precio desmesurado para salir de su país. Por ejemplo, una embarcación de 400 migrantes reporta a los traficantes aproximadamente 800,000 dólares. Los traficantes utilizan barcos hasta Tailandia, y una vez allá, los migrantes caminan a Malasia.

      Sin embargo, las autoridades tailandesas han aumentado radicalmente el control de sus fronteras marítimas, de modo que los traficantes han abandonado varios barcos ocupados con cientos de migrantes, justo a la mitad del mar. La embarcaciones quedan a la deriva durante días sin que nadie haga nada. Muchas personas mueren de hambre o de sed. En un suceso de la primavera pasada, migrantes se mataron entre ellos, asesinando también a niños. Fue un verdadero baño de sangre.

      Aunque algunos han podido llegar a Tailandia, la situación no mejora. Los migrantes son encerrados en jaulas y a sus familias se les ordena pagar un enorme rescate. Si la familia no puede pagar, son vendidos a empresas navieras para trabajo forzado[1], o los mantienen enjaulados y mueren de sed, de hambre o de enfermedades, y acaban en fosas comunes como las descubiertas en mayo.

      Los migrantes son tan numerosos que los países ya no los quieren. Malasia es un destino privilegiado para los rohinyás porque es musulmán, pero es un país pobre, no puede acoger a miles de migrantes indefinidamente.

      En este contexto, una pregunta se repite: ¿Dónde está Aung San Suu Kyi?, desafiando al silencio de la Premio Nobel de la Paz sobre la situación de la etnia musulmana. Ella ha dedicado su vida a la lucha de los derechos humanos[2] en Myanmar. ¿Cómo puede explicarse que no hable o que no intente hacer algo?

      Una primera explicación puede ser que están próximas las elecciones legislativas de noviembre 2015, las que su partido tiene considerables probabilidades de ganar, y que teme perder votos porque muchas personas no quieren a los rohinyás en el país.

      Una segunda explicación podría ser que Aung San Suu Kyi sabe que necesita la aprobación de los militares —que rechazan a los rohinyás—, todavía omnipresentes en la vida política de Myanmar. Desde 2012, ella ha cambiado su política, y ya no está en oposición categórica con los militares; intenta colaborar con ellos para lograr un cambio de régimen. Es importante mencionar que los militares tienen un 25% de los sitios del Parlamento reservadas para ellos, y el Presidente Thein Sein es un antiguo general de la junta militar que gobernaba al país. The lady tiene la clara ambición de acceder al puesto de Presidente en 2016, pero para eso la Constitución debe ser cambiada. Efectivamente, la Constitución le impide llegar a Presidente porque una cláusula, que especialmente fue puesta para ella, dicta que una persona que tiene hijos extranjeros no puede ser jefe de Estado. Además, una modificación a la Constitución debe ser aprobada por el 75% de los miembros del Parlamento. Así, necesita imperativamente el apoyo de la mayoría de los militares pues ellos tienen de facto el derecho de veto[3]. En conclusión, Aung San Suu Kyi no puede apoyar abiertamente a los rohinyás si quiere llegar a ser Presidente.

      Por todo ello, los rohinyás están totalmente solos frente a sus enemigos, lo que puede explicar por qué la migración es cada día más elevada. No obstante, los rohinyás no son la única etnia perseguida en Myanmar. Guerras entre los territorios Kachin, Kokang y Karen han durado desde hace décadas. ¿No será una equivocación del partido de Aung San Suu Kyi creer que después puedan arreglar esos problemas? La situación es tan preocupante que parece imposible pensar que Myanmar pueda estar en paz durante las próximas décadas.

Referencias:

“Birmanie : revers pour Aung San Suu Kyi”, Le Monde, 25 de junio de 2015, David MOERMAN, documental Silence on tue, abril de 2013.

Gwenlaouen LE GOUIL, Brice LAMBERT y Jean-Laurent BODINIER, documental Birmanie: la malédiction des Rohingyas, Arte documental, 12 de marzo de 2015.

Birmanie : la promesse de l’aube?, documental Un œil sur la planète, abril de 2013.

“Migration : pourquoi les Rohingyas fuient-ils le Myanmar?”, Amnesty International Suisse, 28 de mayo de 2015.

Rakhine Commission Report, 8 de julio de 2013.

Carrie NOOTEN, “Les Rohingyas de Birmanie à la dérive”, RFI, 18 de mayo de 2015.

“Scènes de carnage en Mer d’Andaman”, RFI, 20 de mayo de 2015.

 “Malaisie : de nouveaux charniers de migrants découverts”, RFI, 24 de mayo de 2015.

 Arnaud DUBUS, “Rohingyas musulmans et Bangladais en Thaïlande, l’esclavage moderne”, RFI, 15 de mayo de 2014.

“Persécution des Rohingyas: un charnier découvert en Thaïlande”, RFI, 2 de mayo de 2015.

Arnaud VAULERIN “L’étrange silence d’Aung San Suu Kyi”, Libération, 7 de junio de 2015

Rapport mondial 2014 – Birmanie, Human Rights Watch

[1] En octubre 2014, la policía tailandesa ha encontrado 53 Rohingyas y Bangladeshís en una isla de Tailandia. Han sido raptados de sus casas por migrar y trabajar de manera forzada, como reales esclavas.

[2] Aung San Suu Kyi ha pasado 20 años en arresto domiciliario. Fue liberada en 2010, y desde 2012 es miembro del parlamento.

[3] En 25 de junio 2015, el Parlamento rechazó un proyecto de cambio a la Constitución como lo quiere Aung San Suu Kyi.