Donde el amor florece1

(fragmento)

Amos Oz[2]

En la calle Zacarías, cerca de nosotros, vivía una niña llamada Esti. Por la mañana, sentado en la mesa de la cocina mientras desayunaba una rebanada de pan, susurraba para mis adentros: “Esti”.

            A lo cual solía responder mi padre: —Anda, come y calla.

            Asimismo, de noche, decían de mí: —Este chiquillo está chiflado; ya ha vuelto a encerrarse en el cuarto de baño a jugar con el agua.

            Sólo que yo no estaba jugando con el agua, sino que, sencillamente, llenaba el lavabo y trazaba con el dedo su nombre sobre las ondas de la superficie. Algunas veces soñaba que Esti me señalaba por la calle y gritaba: —¡Al ladrón, al ladrón!. Y yo me asustaba y echaba a correr, y ella me perseguía, todos me perseguían: BarKojba Sujovolsky y Goel Germansky y Aldo y Eli Weingarten, todos; la persecución se desarrollaba a través de solares vacíos y escombreras y patios traseros, por encima de verjas y de montones de chatarra oxidada, entre ruinas, por senderos, hasta que mis perseguidores empezaban a cansarse y poco a poco se quedaban rezagados, y al final sólo Esti y yo corríamos uno junto al otro, a punto de alcanzar los dos juntos algún lugar remoto, un alpendre quizá, o un lavadero, o el oscuro hueco de la escalera de una casa desconocida, y en ese punto el sueño se volvía a la vez dulce y terrible: me despertaba sobresaltado y lloraba, poco menos que de vergüenza. Escribí dos poemas de amor en el cuaderno negro que después perdí en la arboleda de Tel Arza. Seguramente es mejor que lo perdiera… Ω

[1] Tomado de: http://sefarad-asturias.org/wp/donde-florece-el-amor-un-cuento-de-amos-oz/
(090119)

[2] (Jerusalén,1939—Tel Aviv, 2018) Multipremiado escritor israelí, pacifista, incansable luchador por el entendimiento y la paz entre israelíes y palestinos.