Editorial

Perseo saluda a la Primavera y desea que el renuevo cíclico de la vida alivie el sufrimiento del pueblo venezolano, a quien dedica los tres primeros textos, de distintos orígenes, de denuncia y solidaridad, de esta salida.

Una investigación más del PUDH se presenta en las páginas de Perseo, en versión sintética de sus autores, para decirnos qué se ha hecho y qué falta por hacer en la UNAM por los derechos humanos de las personas con discapacidad.

Ikram Antaki, la inolvidable pensadora, maestra y escritora sirio-franco-mexicana, llevada prematuramente al Paraíso —y cuya patria originaria hoy se desgarra en una absurda guerra intestina—, nos regala la historia de Antonino Pío, el ejemplar emperador romano que demostró al mundo que sí es posible gobernar bien a los hombres.

El famoso psicólogo inglés Nicholas Humphrey, quien ha estudiado a fondo la inteligencia y la consciencia humana, nos propone qué debemos decir a los niños para evitar que sucumban a las creencias supersticiosas.

Perseo dedica un espacio a las Gorgonas en recuerdo a la reina de ellas, la terrible Medusa, a la que Perseo decapitó en la más famosa de sus hazañas.

Juan Villoro se despide de su padre, Luis Villoro, el luchador social, filósofo, escritor y maestro recientemente entrado a la inmortalidad, con un emotivo esbozo de vida, su obra y su cotidianeidad.

En ‘clásicos’, el propio Luis Villoro, tomando como magnífico apoyo  el Quijote cervantino, opone al engaño de la realidad, llena de opresión, de injusticia y de pobreza, una realidad transfigurada de libertad, justicia y misericordia.

En el mismo apartado, el mayor especialista en brujería de la era moderna, Gustav Henningsen, nos recuerda la hazaña del sacerdote inquisidor humanista, Alonso de Salazar y Frías, quien en el siglo XVI, arriesgando vida y honra, luchó contra la caza de brujas en España e hizo que se redujera a una expresión mínima salvando la vida de miles de acusados y acusadas de brujería. Otro de los grandes valedores de la humanidad visita a Perseo, Cesare Bonesana Marqués de Beccaria, con el capítuloDel tormento de su célebre obra De los delitos y de las penas, que tuvo el efecto de que —en el siglo XVIII— se abolieran el tormento y los suplicios, y se atenuara el rigor de las leyes penales, en la mayor parte de las naciones europeas.

A los cien años de su venida al mundo, Octavio Paz nos presta uno de sus poemas más delicados La rama, y Amado Nervo nos conmueve con los versos más sentidos que le dictó la muerte de su amada.

La sección de documentos nos enfrenta a los datos duros del vergonzoso peligro cotidiano a que se enfrentan las mujeres en México.

La ONU invita a luchar contra el hambre y la desnutrición mediante el cambio del ineficaz sistema alimentario. La Suprema Corte nos da cuenta de algunas de sus últimas resoluciones importantes.

Amnistía Internacional nos habla de su preocupación por el asesinato impune de dos jóvenes por parte de miembros del ejército, por el acoso a defensores chiapanecos de derechos humanos y a luchadores sociales oaxaqueños, por los escasos avances en el combate a la violencia contra las mujeres, y por la guerra, el hambre y la muerte que campean en Siria.

         La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) nos pinta, también en cifras duras, la pobreza y la desigualdad en México, el país con la tasa de ingreso familiar más baja y con el segundo lugar en la tasa de desigualdad más alta de ingresos entre los países miembros de la Organización. La Arquidiócesis Primada de México nos anuncia que todos los sacerdotes del Distrito Federal podrán perdonar el pecado del aborto durante la Cuaresma.

Cosas veredes se lamenta de los “rescates” que han llevado a cabo autoridades de la procuraduría capitalina de supuestas víctimas del delito de trata de personas —con propósito de explotación sexual comercial—, quienes rechazan ser víctimas y exigen que cesen los falsos rescates que afectan su libertad y su fuente de ingresos; y de las atrocidades de la dictadura venezolana que ya se han prolongado y parecen agudizarse, y se despide de las páginas del periódico La Razón —donde habitó largamente— en solidaridad con quien lo dirigía y que renunció en rechazo a la imposición de una censura.

Perseo atempera y termina el viaje con las secciones menudas de costumbre.