Jamás en mi vida me he sentido más orgulloso de ser universitario, porque nadie, en ningún momento, ha tenido la grave responsabilidad de estar al frente de los problemas, de los conflictos, pero también de los triunfos del espíritu y de la energía, demostrada hoy como nunca. Han respondido ustedes maravillosamente y mucho más allá de lo que todos hubiéramos podido esperar.
Por supuesto, no termina nuestra lucha con esta gloriosa jornada de hoy, pero hemos demostrado la fuerza que tiene el uso de las vías de razón y de ley, sin menoscabo de la energía con que hay que sostener nuestras convicciones más arraigadas. Por eso nuestra lucha, en adelante, se desarrollará en nuestras asambleas, en nuestros mítines, en nuestras aulas, en nuestros laboratorios, trabajando, como siempre, por el progreso de México. Señores, ya no puedo agregar sino esto: ¡Viva nuestra Universidad! ¡Viva el Politécnico! ¡Vivan las instituciones hermanas! Pero por encima de todo: ¡Viva México!” Ω