¿Por qué no me has escrito en tantos días
en que angustiado y pálido me espero
a que llegue el simpático cartero
espiando tras las blancas celosías?
Yo pensé que más veces mentirías
tu amor lejano, dulce y plañidero;
que el engaño siguiera lisonjero
que iniciaron tus cartas y las mías.
¿Qué te cuesta decirme que me adoras?
¿Qué me cuesta creerlo y consolarme
lejos de ti, mi bien, si me enamoras?
¿,Qué te cuesta en epístola besarme?
Yo pienso en ti por indelebles horas
y hace en ellas tus veces un gendarme.
Salvador Novo