Dánae [1]

Dánae era la única hija de Acrisio, rey de Argos. Cuando éste supo a través de un oráculo que moriría a manos de uno de sus nietos, encerró a Dánae en una cámara subterránea de bronce o, según otras versiones, en una torre de bronce, con el fin de impedir que tuviera relación alguna con un hombre.

       A pesar de su encierro, Dánae no pasó desapercibida para Júpiter (Zeus], quien se transformó en lluvia de oro, penetró por una grieta del lecho y cayó sobre Dánae, a quien dejó encinta. Una vez nacido el pequeño, Dánae le puso de nombre Perseo. Acrisio, mientras tanto, se negó a prestar crédito a la versión de que el padre había sido Júpiter [Zeus] transformado en lluvia de oro, y mandó encerrar a Dánae y a su bebé en un cofre de madera y los arrojó al mar.

       El cofre estuvo flotando entre las olas del mar Egeo hasta que, muy cerca ya de la isla de Sérifos, cayó en las redes de Dictis, hermano de Polidectes, el rey de la isla. Dánae y Perseo vivieron en compañía de Dictis durante varios años, hasta que un día Polidectes, que se había enamorado de Dánae y veía en su hijo un obstáculo para su relación, decidió encomendar a Perseo la empresa de traerle la cabeza de Medusa. Cuando Perseo regresó victorioso con el trofeo, mató a Polidectes y llevó a su madre de regreso a Argos, si bien los autores romanos sugieren que en realidad ésta se estableció en Ardea, Italia, y que uno de sus descendientes sería Turno, el gran enemigo de Eneas.

       El pasaje de la posesión de Dánae llevada a cabo por Júpiter a través de la lluvia de oro ha sido un motivo muy popular en nuestra tradición pictórica, pues no en vano constituía la excusa perfecta para pintar un desnudo femenino. La lluvia suele representarse como una caída de monedas, gotas o rayos de sol. Para muchos, la aceptación de la lluvia de oro por parte de Dánae simbolizaba la inmoralidad de la codicia. Ω

                        tizianioklimt

[1] Tomado de: Lodwick, Marcus. Guía del arte. Pintura occidental. Blume. Barcelona. 2003. p. 43.