Por decirlo esquemáticamente, la libertad personal consiste en que uno pueda conducir su vida como mejor le parezca, con el límite, claro está, de respetar los derechos de los demás. Esa libertad ha sido negada en diversos períodos históricos a los esclavos, los menores, las mujeres ––a las que aún hoy, en regímenes de inspiración islámica, se les priva de libertades fundamentales–– y a quienes padecen alguna alteración mental.
En una visita a un hospital psiquiátrico, al advertir que los internos no tenían contacto alguno con las internas, pregunté al director que a qué se debía, y la respuesta me dejó estupefacto: la sociedad vería mal que convivieran hombres y mujeres en la institución, ya que podrían hacer cosas indecentes. Los códigos penales mexicanos vedan las relaciones sexuales ––uno de los placeres más intensos y enigmáticos–– a las personas que “no puedan comprender” su significado, pues castigan a quienes realicen coito con ellas. Si, por ejemplo, un hombre enamorado de una mujer con tal incapacidad de comprensión tuviera con ésta relaciones sexuales consentidas, respetuosas y afectuosas, y placenteras para ambos, previniendo un embarazo inconveniente, estaría cometiendo un delito que se castiga como una violación, es decir con una pena altísima. Absurdo.
¿No pueden aquellos que padecen alguna discapacidad intelectual tomar decisiones? ¿La anomalía mental anula su albedrío, o no les permite comprender las consecuencias de sus actos? No puede responderse en bloque, sin distinciones ni matices, a esas preguntas. No hay una disfunción mental, sino decenas de ellas, y cada una presenta características específicas. Algunas personas con problemas mentales están en condiciones de tomar sus propias decisiones y comprender sus posibles consecuencias en diversos asuntos. Por eso es de celebrarse la resolución de la Suprema Corte de Justicia que ampara a un muchacho de 25 años afectado por el síndrome de Asperger contra el fallo que lo declaró en estado de interdicción, es decir judicialmente incapaz y bajo la guarda de un tutor. En cada caso, y previa audiencia con él, sus padres y su abogado, los jueces decidirán qué puede hacer solo y en qué requerirá ayuda. Los individuos con síndrome de Asperger presentan alteraciones en el procesamiento de la información, dificultades para sentir empatía y un manejo verbal atípico, pero su coeficiente intelectual suele ser normal.
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NO salgo de mi asombro. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) despidió a su Cuarta Visitadora, Teresa Paniagua, porque ésta dijo en un foro que los indígenas, además de honestos, son tercos como una mula. El presidente de la CNDH justificó el cese con el argumento de que son inaceptables las expresiones ofensivas, peyorativas y contrarias a la honra, honorabilidad o autoestima de otros integrantes de la sociedad. No conozco a la destituida, no sé si desempeñaba bien su tarea, pero su despido es una medida orientada a obtener el aplauso de las buenas conciencias. La caracterización que hizo, como todas las generalizaciones (los mexicanos son impuntuales, los ingleses son fríos), es incorrecta, pero no lesiona la honra, la honorabilidad o la autoestima de los caracterizados. A más de un amigo le he dicho que es más terco que un ostión y ninguno se ha sentido agraviado en su honra, honorabilidad o autoestima.