Con la boca, reseca, reseca
y el cabello erizado, erizado…
corretea de la ceca a la meca
el presunto señor diputado.
Trasudando sufragio-efectivo
caga sangre el señor diputado
al pensar que pudiese algún vivo
comerle el mandado…
Ya en la paz del congreso descansa
triunfador el señor diputado
bien repleto el bolsillo y la panza
y en la boca fruncida, un candado.
Renato Leduc