Dos vacas están pastando en un prado. Una le dice a la otra:
—¿Qué te parece eso del ‘mal de las vacas locas’?
— No me interesa. Yo soy un helicóptero.
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Hipocondrino tuvo un ataque de ansiedad apenas entró con el médico.
—Estoy seguro de que tengo algo grave en el hígado— dijo.
—No es posible— le dijo el doctor. —Eso no puede saberse; el hígado no genera ningún malestar.
—¡Exactamente!— respondió Hipocondrino. —Esos son precisamente los síntomas que tengo.
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—Mi abuelo sabía exactamente la fecha y la hora en que iba a morir.
—¡Que alma tan evolucionada! ¿Cómo lo logró?
—Se lo dijo el juez penal.