El rostro de la violencia ácida y la búsqueda de justicia

Por Camila Mares

La violencia ácida en México se alza como un sombrío recordatorio de la crueldad humana y la vulnerabilidad de las personas, dejando una marca indeleble tanto en la piel como en el espíritu de sus víctimas. Este oscuro fenómeno se ha convertido en un símbolo atroz de la violencia de género y la impunidad que impera en muchas comunidades. Detrás de cada ataque, se encuentra una historia de sufrimiento y resiliencia, mientras la lucha por la justicia y la reconstrucción de vidas destrozadas se convierte en una necesidad.

La violencia contra la mujer

La violencia contra la mujer constituye una de las más graves violaciones de los derechos humanos en todo el mundo. Esta forma de violencia, arraigada en desigualdades de género históricas, tiene un impacto profundo en la vida de las mujeres en múltiples dimensiones.

La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, conocida como la “Convención de Belém do Pará”, define la violencia contra la mujer en su artículo 1º como toda acción o conducta, fundada en su género, que resulte en muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, ya sea en el ámbito público o privado.[1]

Además de las consecuencias evidentes en el bienestar físico y mental de las víctimas, la violencia contra la mujer también tiene ramificaciones económicas, socava la participación de las mujeres en la sociedad y perpetúa un ciclo de opresión. Abordar este problema requiere un esfuerzo continuo para crear conciencia, fomentar la igualdad de género y garantizar la protección de las mujeres en todos los ámbitos de la vida.

Diferencia entre violencia y la violencia de género

La violencia y sus diversas manifestaciones son una constante en situaciones que no califican formalmente como conflictos armados. Esta realidad conlleva la destrucción de la integridad física y moral de las personas, siendo el resultado del uso deliberado de la fuerza, el poder físico o la manipulación psicológica ya sea de manera concreta o como una amenaza. Esto puede tener consecuencias devastadoras, incluyendo daños psicológicos, lesiones y, en los peores casos, la pérdida de vidas.

Por otro lado, de acuerdo con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida Libre de Violencia se define a la violencia de género como cualquier acción u omisión, basada en su género, que les cause daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte, tanto en el ámbito privado como en el público.[2]

Este término resalta las disparidades estructurales basadas en el género que exponen a las mujeres a diversas formas de violencia. Al explorar las diversas manifestaciones de la violencia contra la mujer, nos encontramos con una amplia gama de expresiones, que incluyen la violencia sexual, el feminicidio, la violencia intrafamiliar y, de manera particularmente alarmante, la violencia ácida.

¿ Qué son los ataques con ácido ?

Los ataques con ácido constituyen un acto deliberado en el que se lanzan sustancias corrosivas, cáusticas, irritantes, tóxicas o inflamables con el propósito de desfigurar, torturar e incluso asesinar a las mujeres. Estos actos crueles representan una manifestación extrema de violencia, y lamentablemente, aunque por debajo del feminicidio en términos de estadísticas, su gravedad no puede ser subestimada.

Estos ataques son un reflejo evidente de los celos, el odio y el machismo arraigado en la sociedad. No se trata simplemente de dañar el cuerpo físico de la víctima, sino de destruir su significado simbólico y degradar su humanidad. La elección de utilizar ácido u otras sustancias corrosivas demuestra una crueldad que va más allá de la violencia física: implica un estudio meticuloso y premeditado sobre lo que se busca destruir y el significado que se planea aniquilar.

El sufrimiento infligido por estas heridas, tanto en el aspecto físico como en el emocional, desvincula a las mujeres de su propio cuerpo y mente: las deshumaniza.

Violencia ácida: Muchas víctimas pocas sentencias

Alejandra María Téllez, víctima del primer ataque registrado en México, que tuvo lugar en 1988. Más de tres décadas han transcurrido desde su agresión, y la justicia sigue siendo esquiva, obligándola a vivir para sobrevivir.

En México, con el paso de los años, los ataques con ácido han aumentado, y aunque no existen cifras oficiales sobre la violencia ácida, mujeres activistas y sobrevivientes han documentado al menos 34 ataques en el país en las últimas dos décadas.[3] Estas víctimas son en su mayoría mujeres de entre 20 y 30 años, y lamentablemente, la cifra negra es mucho más alarmante.

La mitad de estos crímenes sucedieron en sitios familiares para las víctimas, como sus hogares, lugares de trabajo o vías públicas cercanas a sus residencias o empleos. En el 94% de los casos, las víctimas son mujeres, y en el 87% de los casos, los agresores son hombres, la mayoría de ellos prófugos de la justicia, y aproximadamente la mitad de las víctimas tenían o habían tenido una relación sentimental con sus atacantes.[4]

En México, la primera sentencia histórica dentro de toda América Latina, se dictó contra Efrén García, quien atacó con ácido a su ex pareja, Carmen Sánchez, en 2014. Tras una búsqueda que duró nueve años, García fue condenado a 46 años y 8 meses de prisión.[5] Sin embargo, las historias de ataques con ácido continúan proliferando y repitiéndose. La mayoría de estas víctimas no ven avances en sus casos, y los obstáculos persisten en su camino, incluso cuando no hay un imputado identificado. La revictimización sistémica dentro de los procesos judiciales en México no hace más que agravar la violencia de la que las víctimas buscan protección.

Cicatrices: La vida después de la violencia ácida

“ Mi agresor no solo me arrebató la piel del rostro, sino que también me quitó la libertad completa “. Cármen Sánchez [6]

Los ataques con ácido revelan una sola intención: el 90% de ellos se ejecuta con la deliberada intención de borrar toda huella de los rasgos que componen la identidad de aquellas mujeres que, a los ojos del agresor, parecen merecer castigo.

Las sobrevivientes no solamente deben de lidiar con otras consecuencias igualmente profundas y generalizadas que se extienden más allá del aspecto físico. Las secuelas alcanzan esferas fundamentales de sus vidas, incluyendo aspectos económicos, laborales y afectivos.

La reintegración en la sociedad se convierte en un desafío monumental. La discriminación y el estigma asociados a las cicatrices físicas a menudo se traducen en oportunidades laborales limitadas y en un impacto devastador en la autonomía económica. La confianza en las relaciones afectivas se ve socavada, y la construcción de conexiones emocionales se torna un camino empinado, marcado por el dolor y la superación de barreras autoimpuestas.

Es una carga física, funcional y emocional que se lleva para siempre y cada día que pasa resisten, esperando que en algún momento pueda llegar la sanación completa.

En el ámbito de la salud, las personas con quemaduras se convierten en los pacientes más costosos debido a la prolongada duración de sus tratamientos, los cuales demandan extensos periodos de recuperación. En México, el costo asociado a alguien con más del 40% de su superficie corporal quemada puede superar los 4 millones de pesos dependiendo de la complejidad de sus heridas.[7]

Para las mujeres víctimas de esta violencia, el camino hacia la recuperación es excepcionalmente arduo. Las deformidades y cicatrices, permanentes recordatorios de su trauma, generan retracción en la piel, limitando la movilidad de las áreas afectadas. Para intentar recuperar la mayor funcionalidad posible en sus rostros, ojos y extremidades, las sobrevivientes deben someterse a múltiples cirugías reconstructivas.

En la mayoría de estos atroces ataques, las víctimas se enfrentan a numerosas intervenciones quirúrgicas, injertos de piel y procedimientos de limpieza a lo largo de sus cuerpos. Estas medidas, llevadas a cabo con el objetivo de preservar la mayor parte posible de la identidad que alguna vez tuvieron, abarcan áreas críticas como piernas, manos, pecho, tórax, cuello y rostro, todas severamente afectadas por el insoportable ardor que las consume por completo.

Frente a la carencia de un respaldo económico sólido capaz de hacer frente a estas demandas, las víctimas se ven obligadas a depender de la generosidad de organizaciones y cirujanas que han extendido una mano solidaria para ayudarlas de forma gratuita.

Sin embargo, persiste la ausencia de oportunidades para mantener una vida digna: no hay espacios laborales accesibles, servicios de salud para la rehabilitación, respaldo en términos estéticos, intervención emocional o seguimiento al cumplimiento de la justicia. Las víctimas, a pesar de los gestos altruistas, continúan enfrentándose a una serie de desafíos integrales que limitan su capacidad para reconstruir no solo sus cuerpos, sino también sus vidas en su totalidad.

Las miradas de la sociedad matan. Las víctimas cubren sus rostros heridos, pávidos de miedo y vergüenza mientras que sus agresores caminan en las calles con la frente en alto.

Cuando las mujeres logran superar el pronombre constante de víctima para convertirse en sobrevivientes las cosas tangibles e intangibles cobran otro sentido y sus ataques se convierten en un sinónimo de lucha.

Leyes y ácido

De acuerdo al Código Penal de México, en el artículo 236, la alteración de una moneda mediante disolución de ácidos puede acarrear una condena de hasta 12 años de prisión.[8]

En cambio, las lesiones graves que amenacen la vida, dejen cicatrices notables, afecten la facultad de oír, provoquen la pérdida permanente de extremidades u órganos, o resulten en la incapacidad permanente para trabajar o enajenación mental, solo llevan consigo penas de hasta 6 años de prisión.

Este hecho plantea interrogantes sobre la prioridad dada a la protección de bienes materiales frente a la preservación de la vida de las mujeres.

En el año 2022, se promulgó el Decreto que reforma la fracción II del artículo 6 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.[9]

Esta reforma especifica la violencia física ocasionada por el uso de sustancias corrosivas. Sin embargo, la definición de violencia física se limita a cualquier acto que cause daño no accidental mediante el empleo de ácido u otras sustancias corrosivas, cáusticas, irritantes, tóxicas o inflamables. Esto abarca lesiones tanto internas como externas, destacando la importancia de abordar esta forma particular de violencia.

Una reciente iniciativa legal propone cambios significativos con la aprobación de la Ley Malena por parte del pleno del Congreso de Puebla, la cual rinde homenaje a María Elena Ríos, la talentosa saxofonista que fue víctima de un brutal ataque con ácido en Oaxaca en 2019[10]. Esta nueva legislación específicamente tipifica los ataques con ácido como feminicidio en tentativa, estableciendo penas más severas que van de 26 a 40 años.

El impacto de la Ley Malena no se limita únicamente a Puebla, ya que se busca su extensión a nivel nacional mediante una ley general. Este paso adicional pretende garantizar una aplicación uniforme y efectiva en todas las entidades y niveles de gobierno, con el objetivo de brindar una protección más sólida a las víctimas de este tipo de violencia de género en todo el país.

La historia de María Elena Ríos se convierte así en un catalizador para un cambio legal significativo en la lucha contra los ataques con ácido y la protección de los derechos de las mujeres.

Los ataques con sustancias corrosivas se consideran delitos sin agravante de género, lo cual, combinado con la ausencia de procedimientos judiciales con perspectiva de género para abordar esta forma de violencia, contribuye a la impunidad.

Esta falta de enfoque específico en género en los procesos legales puede perpetuar un sistema que no aborda adecuadamente la gravedad y la naturaleza específica de los ataques con sustancias corrosivas, dejando a las víctimas sin la protección y justicia que merecen.

Consideraciones finales

Los rostros de Carmen Sánchez, Esmeralda Millán, Elena Ríos y Ana Saldaña, víctimas de estos ataques, siguen clamando por justicia.

La extrema brutalidad de los ataques con ácido debería impactar a toda la sociedad, ya que hasta hace unos años, las historias de mujeres quemadas con fuego y ácido solían quedar ocultas en el “cómodo” silencio de sus hogares.

Sin embargo, este terror ha traspasado las puertas, con mujeres siendo víctimas de la crudeza de la violencia ante nuestros propios ojos.

Durante años, decenas de mujeres han sido víctimas de quemaduras infligidas por hombres que afirmaban respetarlas, cuidarlas y amarlas.

Persiste la preocupante creencia de muchos hombres de que algunas mujeres merecen ser castigadas simplemente por expresar un “no”. Además, sigue existiendo un sector considerable de la sociedad que interpreta estos ataques con ácido y fuego como manifestaciones de psicopatía, en lugar de reconocerlos por lo que realmente son: manifestaciones de machismo.

A pesar de ello, hay numerosas mujeres que, al igual que el fuego, representan una llama de luz incandescente que avanza con determinación, tomando todo a su paso para ganar fuerza y brillar con intensidad. Estas mujeres no temen alzar la voz y son capaces de compartir valientemente sus historias de lucha.

Las insignias feministas, cargadas de mensajes poderosos e inspiradores, son la evidencia más clara de una lucha en la que predomina la rabia donde antes existía el miedo.

Ser mujer no debería ser sinónimo de un insulto y mucho menos, de una condena.

Ahora que estamos juntas, ahora que sí nos ven, nunca podrán derrotarnos.

Bibliografía

Espinosa, Juan Carlos, Las mexicanas supervivientes a los ataques con ácido levantan la voz, en El País, octubre 2021, en https://elpais.com/planeta-futuro/2021-10-06/las-mexicanas-supervivientes-a-los-ataques-con-acido-levantan-la-voz.html

Herrera, Paula, La mujer símbolo de los ataques con ácido en América Latina: “Llevamos en nuestros rostros la huella de la violencia”, en El País, mayo 2023, en https://elpais.com/planeta-futuro/2023-05-14/la-mujer-simbolo-de-los-ataques-con-acido-en-america-latina-llevamos-en-nuestros-rostros-la-huella-de-la-violencia.html

Barragán, Almudena, Ciudad de México busca castigar los ataques con ácido a través de la “Ley Malena”, en El País, enero 2023, en https://elpais.com/mexico/2023-01-31/ciudad-de-mexico-busca-castigar-los-ataques-con-acido-a-traves-de-la-ley-malena.html

Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, texto vigente 16 de noviembre de 2023

Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, conocida como la “Convención de Belém do Pará”, texto vigente 16 de noviembre de 2023

De la Rosa, Yared, Ataques a mujeres con ácido, sin castigo y con un largo tratamiento, en Forbes, junio 2022, en https://www.forbes.com.mx/ataques-a-mujeres-con-acido-sin-castigo-y-con-un-largo-tratamiento/

Chávez, Perla, Ley Malena, en búsqueda de un castigo para los agresores con ácido, en Gaceta UNAM, Mayo 2023, en https://www.gaceta.unam.mx/ley-malena-en-busqueda-de-un-castigo-para-los-agresores-con-acido/

Villalobos Araujo, Camila, Los ataques con agentes químicos como forma de violencia extrema contra las mujeres en Colombia, en Revista Temas Socio Jurídicos, no. 73, 2017, en https://www.corteidh.or.cr/tablas/r37850.pdf

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AN, ACJ, Ataques con ácido, ¿cuántas mujeres víctimas hay en México?, en Aristegui Noticias, mayo 2023, en https://aristeguinoticias.com/1205/mexico/ataques-con-acido-cuantas-mujeres-victimas-hay-en-mexico/


[1] Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, “Convención de Belém do Pará”, texto vigente 16 de noviembre 2023, en https://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a-61.html

[2]  Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida Libre de Violencia, texto vigente 16 de noviembre 2023, en https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGAMVLV.pdf

[3] Rodríguez Saldaña, Denisse, Ataques con ácido, la dolorosa realidad en México, en Cámara Periodismo Legislativo, no. 147, noviembre 2023, en https://comunicacionsocial.diputados.gob.mx/revista/index.php/pluralidad/ataques-con-acido-la-dolorosa-realidad-en-mexico#:~:text=En%20M%C3%A9xico%20no%20se%20tiene,(Expansi%C3%B3n%20Pol%C3%ADtica%2C%202023).

[4] Barragán, Almudena, Sentencia histórica contra el agresor de Carmen Sánchez: 46 años de cárcel por atacar con ácido a una mujer en México, en El País, mayo 2023, en https://elpais.com/mexico/2023-05-11/sentencia-historica-contra-el-agresor-de-carmen-sanchez-46-anos-de-carcel-por-atacar-con-acido-a-una-mujer-en-mexico.html

[5] Herrera, Paula, La mujer símbolo de los ataques con ácido en América Latina: “Llevamos en nuestros rostros la huella de la violencia”, en El País, mayo 2023, en https://elpais.com/planeta-futuro/2023-05-14/la-mujer-simbolo-de-los-ataques-con-acido-en-america-latina-llevamos-en-nuestros-rostros-la-huella-de-la-violencia.html

[6] Herrera, Paula, La mujer símbolo de los ataques con ácido en América Latina: “Llevamos en nuestros rostros la huella de la violencia”, en El País, mayo 2023, en https://elpais.com/planeta-futuro/2023-05-14/la-mujer-simbolo-de-los-ataques-con-acido-en-america-latina-llevamos-en-nuestros-rostros-la-huella-de-la-violencia.html

[7] Herrera, Paula, La mujer símbolo de los ataques con ácido en América Latina: “Llevamos en nuestros rostros la huella de la violencia”, en El País, mayo 2023, en https://elpais.com/planeta-futuro/2023-05-14/la-mujer-simbolo-de-los-ataques-con-acido-en-america-latina-llevamos-en-nuestros-rostros-la-huella-de-la-violencia.html

[8] Código Penal Federal, texto vigente 16 de noviembre 2023, en https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/CPF.pdf

[9]  Decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en materia de alerta de violencia de género contra las mujeres, 2022, en https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5650590&fecha=29/04/2022#gsc.tab=0

[10] Chávez, Perla, Ley Malena, en búsqueda de un castigo para los agresores con ácido, en Gaceta UNAM, Mayo 2023, en https://www.gaceta.unam.mx/ley-malena-en-busqueda-de-un-castigo-para-los-agresores-con-acido/