Embeleco

Yo tampoco participaré en esa farsa, como acertadamente ha llamado Federico Reyes Heroles a la consulta sobre el proyecto de nuevo aeropuerto internacional que se construye en Texcoco. Pero sería muy triste e insensato que se cancelara una obra que aportaría al país notables beneficios. Es desolador que el capricho autoritario o los intereses no confesados sean los factores decisivos en un asunto de tal importancia.

            Asimismo, me parece lamentable que se quiera presentar como consulta al pueblo lo que no será sino una burla a los principios democráticos de participación social y un insulto a la inteligencia. Como ha señalado Pascal Beltrán del Río, director de este diario, 1.5% de ciudadanos —en el mejor de los casos— de menos de la cuarta parte de los municipios del país evidentemente no representan al conjunto de la ciudadanía, y las condiciones en que se efectuará la votación no garantizan pulcritud alguna.

            Se prescinde de todas las garantías que pudieran darle alguna credibilidad al ejercicio. ¿Quiénes votarán, en dónde, cuántas veces? ¿Quiénes contarán, quiénes llevarán el control de los votos, quiénes resguardarán las urnas, a quién reclamar las irregularidades? ¿Quiénes garantizarán que cada votante no lo haga más de una vez? Un solo partido, Morena, que en todos los foros ha manifestado su postura, se adjudicará todas las etapas del proceso. ¡Ah, tantas luchas que tuvieron que darse para que el país contara con un sistema electoral confiable para volver ahora a las tretas!

            En efecto, no acudiré a ninguna urna a depositar mi voto, pero desde aquí lo emito con argumentos que no son míos sino de expertos del sector aeroportuario, entre ellos el centro de investigación MITRE, la institución sin fines de lucro más calificada en ingeniería de sistemas de control de tráfico aéreo. Ante el disparate y el absurdo hay que reiterar por salud mental los razonamientos y las evidencias.

            El nuevo aeropuerto podría alcanzar más de un millón de operaciones anuales y sería suficiente para atender la demanda al menos por medio siglo. La extensión y superficie del terreno no se tienen en otro lugar: es plano y libre de obstáculos; caben hasta cinco pistas. Se encuentra en un punto relativamente cercano a la Ciudad de México. Le daría a nuestro país una posición importante a nivel internacional en materia de infraestructura, tecnología, comunicaciones, turismo e intercambio comercial. A Texcoco se le abrirían opciones de crecimiento y desarrollo, y el país entero tendría una mejor conectividad, lo que lo haría más competitivo. La obra tiene un avance de 35% y han sido asignados 75% de los contratos. Su cancelación supondría un atraso de seis años para planear otro complejo.

            El aeropuerto es autofinanciable, ya que se pagaría con la recaudación por la tarifa de uso aeroportuario del actual aeropuerto Benito Juárez. No generaría deuda pública. Sería fuente extraordinaria de empleo: produciría unas 400,000 plazas laborales. Es desmesuradamente infrecuente que una sola obra genere tantos empleos.

            Adicionalmente, las obras de infraestructura necesarias para el proyecto incidirían en la mejora de las redes hidráulicas, el drenaje, el transporte, la vialidad, la movilidad, el alumbrado y la seguridad pública, todo lo cual favorecería la instalación de nuevas empresas y, en consecuencia, más oportunidades de trabajo.

            En contraste, MITRE explica que la habilitación de la base aérea número 1 de Santa Lucía para que opere conjuntamente con el aeropuerto Benito Juárez no soluciona el problema de saturación, ya que las operaciones simultáneas crearían un área de interferencia entre los aviones al volar sobre San Mateo, por lo que se requeriría una distancia más larga entre ellos, y eso daría como resultado mayor retraso en los vuelos y que no se incremente la capacidad de las pistas. Además, la proximidad de la Sierra de Guadalupe haría muy complejo realizar maniobras sorpresivas.

            Estuve en desacuerdo con que se sometiera a consulta un asunto técnico tan complejo. Más lo estoy con el amaño. Algunos nos seguiremos negando a hacernos los locos. Porque dar por buenos los embelecos supone una profunda deslealtad a la cordura, la ajena y la propia. Ω