Humor

Heidegger y un hipopótamo llegan a las Puertas del Cielo y San Pedro les dice: —Miren, sólo nos queda un lugar este día, y será concedido al de ustedes que dé la mejor respuesta a la pregunta “¿Cuál es el significado de la vida?”

Heidegger responde: —Pensar en el ser mismo explícitamente requiere ignorar al ser en la medida en que solamente está basado e interpretado en términos de seres y para los seres como su fundamento, como en toda la metafísica.

Y antes de que el hipopótamo pueda articular una palabra, San Pedro le dice: —¡Hoy es tu día de suerte, hipito!

Dos hombres están sentados, lado a lado, en una cantina. Después de un rato, uno mira al otro y le dice: —No puedo evitarlo, pero después de haberlo oído me parece que tú eres yucateco.

El otro hombre responde orgullosamente: —Sí, ¡lo soy!

El primero dice: —¡Yo también!  ¿Y de qué lugar de Yucatán eres?

El otro sujeto responde: —Soy de Mérida.

El primero responde: —¡Bendito sea Dios! ¡Y yo también! ¿Y en qué barrio viviste en Mérida?

Dice el otro: —En uno tranquilo y amable: viví en el mero centro del Barrio de San Juan.

El primero contesta: —En verdad que éste es un mundo pequeño, ¡yo también viví allí! ¿Y a que escuela fuiste?

Dice el segundo: —A la Universidad Autónoma de Yucatán.

El primero está realmente emocionado y dice: —¡Yo también! Y dime, ¿de qué generación eres?

El otro responde: —Bueno, pues me gradué en 1964.

El primero exclama: —¡El buen Dios debe estar sonriendo por esto! No puedo creer en nuestra buena suerte de habernos encontrado en la misma cantina esta noche. ¿Puedes creer que yo también me gradué en la Universidad Autónoma de Yucatán en 1964?

En ese momento, otro hombre entra a la cantina, toma asiento a la barra y ordena una cerveza. El cantinero se le acerca meneando la cabeza y murmura: —Va a ser una noche pesada, los gemelos Montejo están borrachos otra vez.