Humor

Estulticio llega a su casa de noche, abre la puerta y ve que dentro de ella se encuentra un extraño. Sin pensarlo, saca la pistola y dispara hasta que el intruso cae. Entra y se da cuenta de que no se trataba de un extraño sino del abrigo que el propio Estulticio había dejado colgado en un perchero cerca de la puerta. Entonces sonríe y se dice a sí mismo: —¡De la que me salvé!… si he traído puesto el abrigo, me mato.

𝄇