Mario Bunge:
pensador argentino universal1

Guillermo M. Denegri

Resumen. Usó y desarrolló la tríada sabiduría-longevidad-libros para elogiar a Mario Bunge, pensador e intelectual argentino de ciudadanía universal. Tuve el privilegio de conocer a otro argentino extraordinario cuya figura se vuelve más grande con el paso del tiempo, Jorge Luis Borges. También estuve presente en tres de sus conferencias magistrales. Estoy convencido de que Borges y Bunge son el orgullo de los argentinos, y también los cerebros más lúcidos del siglo XX. Bunge ha publicado más de 550 artículos en diferentes revistas de prestigio internacional acerca de los más variados temas. Ha escrito más de 140 libros que han sido traducidos a muchos idiomas y continuamente reimpresos. Ha publicado sin interrupción durante ochenta años de su larga y fecunda vida, y su cumpleaños número cien se celebrará el 21 de septiembre de 2019.

Quiero destacar la tríada de sabiduría-longevidad-libros como un tributo a este gigante del conocimiento y la longevidad que es Mario Bunge. Estoy convencido de que la estatura de Mario Bunge se hace más grande con el paso de los años, y que sus juveniles 100 años son la más elocuente demostración de que la vida puede ser vivida intensamente en toda su duración. Estoy firmemente convencido de que hay un impulso natural en el que el conocimiento y el entrenamiento constante de nuestras neuronas son indicadores de una vida más larga y más rica (entendida, por supuesto, como una vida de calidad). Un ejemplo de esto es la vida prolífica de Rita Levi-Montalcini (italiana, Premio Nobel de Medicina 1986 por su descubrimiento del Factor de Crecimiento Nervioso —NGF [por sus siglas en inglés: Nerve Growth Factor]—), quien murió a la edad de 103 años, demostrando que es posible, cada día de nuestra vida, mejorar la fuerza creadora de nuestro cerebro fomentando nuevas y novedosas conexiones nerviosas que permitan un mejor conocimiento del mundo y una vida plena.

            En efecto, la vida de Mario ha sido y sigue siendo así. Él no ha parado de trabajar ni por un solo día apostando por el conocimiento, por el trabajo duro que significa aprender por uno mismo, por no dejarse engañar con los trucos de los falsos profetas disfrazados de luminarias intelectuales y, sobre todo, por generar nuevos conocimientos y reflexiones expresados en un lenguaje claro y preciso. Como decimos en Argentina, “Gardel (1890-1935) canta mejor cada día”. Podemos decir también, indudablemente, que “Bunge piensa mejor cada día, y, más aún, escribe mejor cada día”.

            La obra escrita de Mario es abrumadora en calidad y cantidad. Publicó su primer trabajo en 1939, intitulado “Introducción al estudio de los grandes pensadores”[2]. Tenía escasamente 20 años. Ochenta años después ha publicado un total de 537 obras en muchas revistas de prestigio internacional sobre los campos de conocimiento más variados[3]. Llama la atención la diversidad de temas estudiados y la solvencia y la seriedad intelectual con que son tratados. Además están sus libros, más de 140 con traducciones a muchos idiomas diferentes y reimpresiones continuas[4].

            Pero hay un dato que quiero enfatizar especialmente para tener una mejor comprensión de la obra de Mario: el hecho de que del total de sus 537 obras publicadas, solamente 12 artículos han sido en coautoría (2%), lo que significa que el 98% de sus artículos han sido escritos solamente por él. En cuanto a sus libros, ha publicado 73 y actualmente uno está en prensa. Si tomamos en cuenta las traducciones a varios idiomas y las reediciones, la cantidad total asciende a 148. Solo tres de esos 74 libros son coautorías (4%). Este dato no es menor si tomamos en cuenta cómo se produce actualmente el trabajo científico y filosófico, normalmente con varios autores, de manera que no sabemos con claridad qué nivel de contribución corresponde a cada uno de ellos en una publicación.

            El trabajo de Bunge es valioso no solamente por su cantidad y calidad, sino también por el camino que ha trazado en la construcción de un acercamiento nuevo y creativo a la filosofía como filosofía científica (Denegri 2000, 2014). Su filosofía es materialista y emergentista en ontología, realista en epistemología y sistemista en estructura.

            Quiero compartir una experiencia que fue, para mí, una de las más vívidas y emotivas que he tenido la gran fortuna de disfrutar. Mario visitó Mar del Plata en el año 2000 para dar conferencias sobre sociología de la ciencia en el Seminario Permanente de Biofilosofía de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNMdP. Entre las múltiples actividades que realizó durante su estadía de una semana (entrevistas en radio y televisión, charlas dirigidas a niños de escuelas municipales, etc.), una de ellas destacó. Fue la conversación que tuvo con el ya fallecido Dr. Miguel Eduardo Jörg (1909–2002), mi valioso y querido amigo, destacado científico argentino en salud pública durante el siglo XX, el último de los discípulos vivos del Dr. Salvador Mazza (1886–1946), codescubridor de la enfermedad de Chagas (Denegri y Sardella 2000).

            Bunge y Jörg no se conocían antes de ese encuentro, así que fuimos los tres a un bar del centro de Mar del Plata para la presentación formal y para intercambiar opiniones, anécdotas e historias, y para organizar una charla cuyo tema estaba por definirse. Don Miguel tenía 90 años entonces y Mario 80. Rápidamente congeniaron. En cierto momento me di cuenta de que estaban hablando en alemán y que reían de algo que no pude entender porque no conozco esa lengua. Rápidamente arreglamos una conferencia doble que se realizaría en la Biblioteca Municipal “Osvaldo Soriano” (MPGP). Definimos los detalles y la propaganda, y cuando tuvo lugar, la sala estaba llena, con personas sentadas incluso en el suelo. Quizá fue uno de los más importantes sucesos en que participaron estos dos gigantes intelectuales, en el que la lucidez, la simpatía, el conocimiento y el don de la ubicación fueron los pilares principales de una tarde y una noche que nunca se olvidarán. Nos dieron una lección clara sobre el cultivo del conocimiento y la sabiduría que nos hacen mejores, completos y libres, y nos mostraron que el paso de los años no es una desventaja. Al contrario, el cerebro funciona mejor cada día si hemos sabido usarlo, trabajar con él, desarrollarlo y llevarlo a sus límites. Don Jorge Jörg falleció poco después a los 93 años, lúcido y con la memoria intacta.

            Para aquellos que hemos “dejado atrás el soborno de los cielos”, en palabras de Bernard Shaw, una vida plena en la Tierra junto con el ansia de conocimiento es una de las posibilidades que puede brindarnos momentos de plena felicidad y, sobre todo, la oportunidad de potenciar ese mecanismo extraordinario que es nuestro cerebro, que puede, todos los días, sin importar cuántos años pasen, generar conexiones nerviosas nuevas y creativas que, sin duda, influyen de manera decisiva en otras funciones orgánicas mejorándolas. Para que esto suceda es necesario educar a nuestros hijos en un ambiente intelectualmente estimulante y con la firme convicción de que solamente el trabajo firme constante puede llevarnos a buen puerto. En la actualidad, con frecuencia somos testigos de un relativismo pedagógico, influenciado en muchas ocasiones por seudoescuelas de pensamiento posmodernas que no reconocen algo tan elemental como enseñar a otros el valor del esfuerzo permanente o de hacer un trabajo intelectual arduo.

            El Primer Premio Nobel de Ciencias (Medicina y Fisiología, 1947), Bernardo Houssay (1887-1971), dijo algo en las últimas líneas de su libro La investigación científica: «Frecuentemente escucho a muchos padres decir: “mi hijo es muy listo, lástima que sea tan flojo”. Yo les digo: “si fuera listo comprendería que para lograr algo hay que trabajar ardua y correctamente”». Y esto, que es tan cierto, está ejemplificado por Mario Bunge, no solamente si analizamos su rica trayectoria intelectual como filósofo científico sino también su constante y en ocasiones solitario esfuerzo contra la seudociencia y la postura posmoderna, que desprecian a la ciencia y la acusan de (casi) todo el mal que existe. Estudiar las ciencias es un camino difícil y sinuoso, que requiere esfuerzo y sacrificio constantes, con más derrotas que victorias. No cualquiera está dispuesto a incluso afrontar ese camino.

            El nombre de Mario Bunge me ha sido familiar desde la secundaria (1979-1974) en el Instituto Secundario Almafuerte de mi querido pueblo. Me parece recordar que uno de mis excelentes profesores lo mencionó en una de sus clases, y rápidamente conseguí un libro que todavía me acompaña y que aún utilizo frecuentemente en mis clases de introducción a la biología en la licenciatura y la maestría de biología, y en los cursos de doctorado de ciencias de la FCEyN-UNMdP. Me refiero a La ciencia: su método y su filosofía (Bunge 1963) que es tan valioso hoy como cuando fue publicado hace más de medio siglo.

            Tengo un ejemplar del libro Epistemología (2ª ed.), de Mario, que él me regaló con una cariñosa dedicatoria: «Para Guillermo, científico y filósofo, con amistad y gratitud. MB.» En el prefacio, El dice:

En esta edición he introducido algunas adiciones y correcciones, casi todas ellas menores, a la primera edición de 1980. Desde entonces he aprendido mucho, pero todavía soy un realista, cientificista, materialista y sistemista, confeso y convicto. La contrarrevolución anticientífica comenzada por Thomas S. Kuhn (1922-1996) y Paul K. Feyerabend (1924-1994) no ha perforado mi armadura (Bunge 1997).

            Esto demuestra las convicciones íntimas y la argumentación racional que él ha sostenido a través de los años en una posición filosófica de la que él es un precursor, defensor y representante a escala mundial, confrontando con valentía y claridad todas las posiciones que defienden la interpretación sociologista-constructivista-relativista de la actividad científica. Una de las razones que da Bunge de que tantos intelectuales defiendan y difundan (e indoctrinen a sus alumnos de las facultades de humanidades y, a veces, también de las de ciencias) esas ideas es la ignorancia supina de todas las ciencias, o quizá que nunca han estudiado y menos practicado alguna de ellas.

            Una dimensión de la personalidad de Mario Bunge que debe enfatizarse es su actitud ética hacia la vida y su gran generosidad. Yo lo definiría como un hombre bueno y un valioso representante del socialismo democrático, que él heredó de su padre Augusto Bunge (médico higienista, sociólogo, legislador, profesor, periodista y poeta). Él siempre ha estado dispuesto a ayudar a otros, en feliz coincidencia con Rita Lev-Montalcini, con su mano extendida para dar consejos con fraternidad y solidaridad. Sus enseñanzas en la academia y en la vida han forjado el espíritu y el talento de muchas generaciones de hombres y mujeres que seguramente se han vuelto mejores después de recibir y aprender las lecciones de este maestro inigualable.

Referencias

Bunge, M. (1963/1960). La ciencia, su método y su filosofía (2ª edición aumentada). Buenos Aires: Siglo Veinte.

Bunge, M. (1997). Epistemología. Curso de Actualización. México. Siglo Veintiuno Editores.

Denegri, G. (2000). Hacia un entendimiento fructífero entre científicos y filósofos de la ciencia: un acuerdo civilizado sin exabruptos. En Denegri, & Martínez (Ed.). Tópicos actuales en filosofía de la ciencia. Homenaje a Mario Bunge en su 80. aniversario (pp. 79–96). Editorial Martín−Universidad Nacional de Mar del Plata.

Denegri, G. (2014). Elogio de la Sabiduría. Ensayos en Honor a Mario Bunge en su 95º aniversario. Editorial de la Universidad de Buenos Aires.

Denegri, G. y Sardella, N. (2000). Elogio de la Integridad. Conversaciones con Miguel Eduardo Jörg. Editorial Martin.

[1] Tomado de Mario Bunge. A Centenary Festschrift. Editado por Michael R. Mathews. Springer.Switzerland. 2019. Traducido para Perseo por José A. Aguilar Valdez.

[2] Introducción al estudio de los grandes pensadores (Introduction to the Study of the Great Thinkers). Conferencias (Buenos Aires) III: 105–109, 124–126, 1939.

[3] Estos van desde La naturaleza, Brit. Jrn. Phy Sc. y Am. Jrn. Physics a Synthese, Mind, Rev. Metaphysics, y Inter. Jrn. of Quantum Chem., y más de 30 otras revisadas por pares de revistas ampliamente respetadas. La lista completa de sus publicaciones en todos los idiomas ha sido preparada por Marc Silberstein y está incluido en esta antología.

[4] Las traducciones incluyen: francés, español, alemán, italiano, polaco, húngaro, ruso, rumano, chino, japonés y portugués.