DIAGNOSTICO Y PROPUESTAS PARA REFORMARLO
Los gnósticos −una secta de los primeros siglos del cristianismo− sostenían que el mundo no había sido creado por Dios, sino por un demiurgo esencialmente malo. Podría pensarse que un demiurgo similar hubiera creado en México al Ministerio Público, pues parece diseñado perversamente para no funcionar bien. El Ministerio Público mexicano −el federal y los de las entidades Federativas− se caracteriza por su ineficiencia y corrupción, lo que se ha traducido en la escandalosa impunidad que padecemos. Además, con Frecuencia incurre en uno de los peores delitos que la infamia puede ostentar: la Fabricación de culpables. En esta obra se proponen medidas precisas y viables para convertir al órgano de la acusación en una institución altamente profesional, ágil y eficaz.