Por Martín González de la Vara
¿Fue una gesta heroica o un desorganizado baño de sangre? El gran historiador mexicano Luis González y González conversa con su hijo —historiador también— sobre las verdades y mentiras que han conformado nuestra visión de ese trauma conocido como Revolución Mexicana.
En su casa michoacana del Pueblo en Vilo —San José de Gracia—, Luis González y González conversa con un joven colega historiador que, además, es su hijo. Los rodean los libros, documentos, mapas, apuntes y reflexiones que el ex presidente de la Academia Mexicana de la Historia ha sabido reunir para, utilizados magistralmente (junto con muchas otras fuentes de otras tantas bibliotecas y archivos), devolverlos, transformados en alto conocimiento y explicación certera, al público más amplio y libre. Una vida consagrada a construir —cuidadosa y sagazmente— y a divulgar ese bien, siempre con el apoyo de doña Armida de la Vara (ella misma escritora, ausente ya), es un buen mirador para platicar sobre uno de los obstáculos que enfrenta el conocimiento histórico entre el común de la gente: los mitos oficiales. En nuestro país, uno de los más artificiales, y más gastados, ha sido el mito de la Revolución Mexicana.