Casa de muñecas1

Henrik Ibsen

(Fragmento)
Desenlace

 Helmer: —¡Separarme… separarme de ti! No, no puedo ni pensar en eso.

Nora: (Con un maletín en la mano) —Razón suficiente para que así sea.

Helmer: —¡Todavía no! Espera hasta mañana.

Nora: —No debo pasar la noche en casa de un extraño.

Helmer: —Pero; ¿no podemos vivir juntos… como hermanos?

Nora: —Sabes demasiado bien que eso no duraría mucho… (Se envuelve en el chal) Adiós, Torvald. No quiero ver a los chicos. Sé que están en mejores manos que las mías. En mi situación, no puedo ser una madre para ellos.

Helmer: —Pero, ¿algún día, Nora… algún día?

Nora: —¿Cómo voy a saberlo? Si ni siquiera sé lo que va a ser de mí.

Helmer: —Eres mi esposa, pase lo que pase.

Nora: —Mira: tengo entendido que, según la ley, cuando una mujer abandona la casa, como yo ahora, el marido queda exento de obligaciones. De cualquier manera, yo te eximo. No vas a quedar ligado por nada, y yo tampoco. Completa libertad para los dos. Toma tu anillo. Dame el mío.

Helmer: —¿Esto también?

Nora: —Sí. (Helmer se lo da) Bien. Asunto terminado. Toma las llaves. Las mucamas están al tanto de todo lo que respecta a la casa… incluso mejor que yo. Mañana, cuando ya me haya ido, va a venir Cristina a recoger lo que traje de mi casa. Quiero que me lo envíen.

Helmer: —¡Terminó todo! ¿No vas a pensar en mí nunca más?

Nora: —Sí, seguro que voy a pensar muchas veces… en ti, en los chicos, en la casa.

Helmer: —¿Te puedo escribir?

Nora: —Nunca. Te lo prohíbo.

Helmer: —Por lo menos enviarte…

Nora: —Nada.

Helmer: —Ayudarte, en caso de que necesites…

Nora: —Dije que no. No aceptaría nada de un extraño.

Helmer: —Nora… ¿no voy a ser más que un extraño para vos?

Nora: (Recogiendo su maletín) —¡Ah, Torvald! ¿Qué quieres? Para eso tendría que realizarse un milagro imposible, el más grande de todos.

Helmer: —¿Cuál es?

Nora: —No sé, Torvald. Tendríamos que transformarnos los dos hasta tal punto que… ¡Bah! ¿Quién quiere creer en milagros, de todas formas?

Helmer: —Yo quiero creer. Decime: ¿transformarnos hasta tal punto que…?

Nora: (Resopla) —Hasta tal punto que esta unión pudiera convertirse en un matrimonio de verdad. (Se encoge de hombros) Adiós. (Sale) (Helmer permanece en escena. Se oye la puerta al cerrarse). Ω

[1] Tomada y adaptada de: http://www.biblioteca.org.ar/libros/130356.pdf