Preocupantes medidas de expulsión decretadas por Rusia

Caso «Mukhitdinov Vs. Rusia». 21 de mayo de 2015

El señor Mukhitdinov, originario de Uzbekistán, vivió en Rusia durante más de diez años tras haber obtenido ilegalmente un pasaporte ruso. Ha perdido la nacionalidad uzbeka pues no respetó la ley uzbeka, la cual exige que los ciudadanos declaren al Estado cuando se trasladen al extranjero por más de cinco años. En 2013, las autoridades rusas descubrieron que la estancia del Señor Mukhitdinov era ilegal, y decidieron encarcelarlo en espera de su expulsión a Uzbekistán.

            El señor Mukhitdinov se opuso a esta expulsión porque, según él, podría ser víctima de tratos inhumanos y degradantes si regresaba a Uzbekistán. No obstante, todos los niveles de jurisdicciones rusas han negado, una después de la otra, sus peticiones. Ahora bien, el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (“el Convenio”) impide a los países signatarios, como Rusia, deportar a una persona a un país que no puede garantizar que no será víctima de tortura u otros tratos inhumanos o degradantes, aunque se trate de personas indeseables o peligrosas[1].

            En Uzbekistán se han iniciado dos procedimientos vinculados con el señor Mukhitdinov, el primero, por haber dejado el país ilegalmente y el segundo por pertenecer a un movimiento religioso musulmán extremista. Uzbekistán asegura a Rusia que el demandante no será victima de tratos degradantes si regresa. En el lado ruso, los servicios de seguridad afirman que no tienen ninguna información sobre las supuestas persecuciones y represiones en Uzbekistán y por ende no hay problema para extraditar al Señor Mukhitdinov. El demandante afirma que esta afiliado a un movimiento musulmán considerado como extremista que no está autorizado en Uzbekistán.

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El fin de la vida

Caso “Lambert y otro Vs. Francia”
5 de junio de 2015

Con los progresos de la ciencia y de la medicina los hombres piensan retrasar cada vez más el momento de su muerte. Eso ha conducido a nuestra sociedad a tener miedo de la muerte, la encuentra intolerable. Por otro lado, algunas personas temen más que nada a envejecer y a caer en la decadencia física y moral de las personas de la tercera edad o de las personas con una discapacidad. Así, hay dos tesis que se confrontan. La primera considera la eutanasia como una violación al derecho fundamental de toda persona a la vida y a la confianza en la medicina. La segunda estima que la eutanasia es un derecho natural necesario al dar autonomía y dignidad a la persona. Esta oposición de ideas alimenta el debate europeo sobre el destino de Vincent Lambert.

            A la edad de 38 años, Vincent Lambert (Vincent) fue víctima de un accidente de tráfico. Desde hace 7 años es tetrapléjico y se encuentra en un estado vegetativo. No puede comunicarse, moverse, beber, ni comer. Su familia está dividida, una parte de ella desea mantenerlo con vida a toda costa cuando la otra quiere dejarlo morir “con dignidad” en el marco de la ley francesa.

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