Estados Unidos: el programa
“Permanencia en México”
afecta a los niños

  • Las familias en busca de asilo están expuestas a la violencia, la enfermedad y el trauma

(Washington, DC) – Un programa del gobierno de Estados Unidos expone a los niños, así como a sus padres, en busca de asilo a un grave riesgo de asalto, maltrato y trauma mientras esperan a que sus solicitudes sean procesadas, dijo Human Rights Watch hoy en un informe de investigación conjunto.

            Human Rights Watch, junto con el Programa de Derechos Humanos y Trauma de Salud Mental de la Universidad de Stanford y la Clínica de Defensa Familiar e Infantil de la Universidad de Willamette, descubrieron que el programa de Protocolos de Protección de Migrantes (MPP, por sus siglas en inglés) de EE.UU., también conocido como “Permanecer en México” (Remain in Mexico), obligó a las familias con niños a esperar en ambientes inseguros en México durante muchos meses. Los padres dijeron que los largos procedimientos en los tribunales de inmigración, el miedo a ser encarcelados y la incertidumbre pasaron factura a la salud, la seguridad y el bienestar de sus familias. Muchos describieron cambios en el comportamiento de sus hijos que, según sus padres, se mostraron más ansiosos o deprimidos después de que las autoridades estadounidenses los enviaran a México a esperar su audiencia.

            “Las condiciones, las amenazas a la seguridad y la sensación de incertidumbre que enfrentan los solicitantes de asilo mientras esperan en México provoca estrés psicológico crónico y severo para los menores y las familias”, dijo Ryan Matlow, profesor asistente clínico en el Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford. “Sabemos que estas formas de trauma complejo, generalizado y sin resolver pueden tener secuelas negativas graves a largo plazo para el desarrollo infantil y el funcionamiento familiar”.

            Human Rights Watch y otros investigadores entrevistaron a padres e hijos de 60 familias que solicitaron asilo entre noviembre de 2019 y enero de 2020. La mayoría de las familias provenían de El Salvador, Honduras y Guatemala, y algunas de Cuba, Ecuador y Perú. Los investigadores también hablaron con abogados, médicos, proveedores de refugios, líderes religiosos y funcionarios mexicanos.

            Bajo los Protocolos de Protección de Migrantes, los funcionarios de inmigración de EE.UU. exigen a la mayoría de los solicitantes de asilo de habla hispana que llegan al país a través de México que esperen en México mientras sus casos son procesados. Los padres dijeron que estando en México, ellos o sus hijos fueron golpeados, acosados, agredidos sexualmente o secuestrados. Algunos dijeron que la policía mexicana les había acosado o extorsionado. La mayoría describió que estaban permanentemente preocupados y eran blanco fácil de la violencia.

            Las directrices del Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. sugieren que ciertos grupos particularmente vulnerables no sean incluidos en el programa, pero la recomendación es poco precisa y los agentes de inmigración la interpretan de manera variable. Los funcionarios de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. devuelven regularmente a México familias con bebés y niños pequeños; familias indígenas y brasileños cuyo idioma materno no es el español; así como menores y adultos con problemas graves de salud.

            Las audiencias de asilo bajo los Protocolos de Protección de Migrantes plantean varias preocupaciones sobre el debido proceso, dijo Human Rights Watch. Para llegar a las audiencias judiciales en EE.UU., las familias deben presentarse en un punto de cruce fronterizo designado, lo que a veces requiere que lleguen a las 3 a.m. a lugares poco seguros. Los enviados a Mexicali o Piedras Negras deben realizar recorridos de 160 a 550 kilómetros para llegar a su punto de cruce fronterizo designado.

            Todos los miembros de la familia, incluidos niños pequeños, deben comparecer y asistir en silencio a cada audiencia en la corte. Las familias entrevistadas dijeron que con frecuencia tuvieron que esperar horas para una breve audiencia, y algunos agentes les dijeron a los padres que corrían el riesgo de ser devueltos a México sin ver a un juez si sus hijos hacían ruido o no se estaban quietos.

            Las familias dijeron que después de cada audiencia, les encerraban en celdas de detención de inmigrantes, a menudo superpobladas y donde hacía mucho frío, con hombres y adolescentes detenidos por separado, a veces durante una noche o más tiempo, antes de que los funcionarios estadounidenses los devolviesen a México. Algunos dijeron que estaban considerando abandonar sus solicitudes de asilo porque sus hijos tenían miedo de volver a ser detenidos.

            Una mujer de 27 años de Honduras describió haber sido detenida con su hija en una celda en El Paso. “Pedí una manta para la niña. Me respondieron que no”, dijo ella y añadió que el guardia no le dio una razón.

            Los guardias separan a los niños mayores de menos de 18 años de sus madres y hermanos menores y los colocan con adultos con los que no tienen ninguna relación. Una mujer de Cuba dijo que la separación de su hijo de 13 años “tuvo un efecto traumático en él”. Otro entrevistado describió el efecto que la separación familiar tuvo en los niños que vio en su celda después de su audiencia: “Es totalmente inhumano. Los guardias no tratan a estos menores como niños, los tratan como adultos. No es lógico”.

            “Encerrar a las familias en celdas heladas y superpobladas y separar a los niños y las niñas de sus madres es traumático”, dijo Michael García Bochenek, asesor jurídico principal de la división de derechos del niño de Human Rights Watch. “El gobierno de EE.UU. nunca debería infligir crueldad a los niños, especialmente no como el precio a pagar por conseguir una audiencia en la corte”.

            Todos los gobiernos están obligados a respetar el principio del derecho internacional consuetudinario de la no-devolución: la prohibición de devolver a una persona a un país donde corra el riesgo de persecución, tortura u otros tratos crueles o inhumanos. Los gobiernos también están obligados a brindar protecciones específicas a los menores, independientemente de si viajan solos o con familia, incluso dándoles consideración principal a sus mejores intereses.

            El gobierno de EE.UU. debería cesar inmediatamente el programa MPP y suspender todas las devoluciones de solicitantes de asilo no mexicanos a México. En cambio, debería volver a la norma global de permitir que los solicitantes de asilo permanezcan en el país donde se evalúan sus solicitudes. El gobierno debe garantizar el derecho de los solicitantes de asilo a una audiencia justa y oportuna mediante el establecimiento de un sistema de tribunales de inmigración independiente y con recursos adecuados con representación legal designada por el tribunal para los solicitantes de asilo que pertenecen a grupos particularmente vulnerables.

            “‘Permanecer en México’ está poniendo en riesgo a familias que ya afrontan situaciones desesperadas”, dijo Nancy Wang, profesora de medicina de urgencias en el Centro Médico de la Universidad de Stanford. “Es imperdonable que el gobierno de EE.UU. someta a los niños y las familias a condiciones de hacinamiento, insalubridad e inseguridad con una protección inadecuada contra enfermedades infecciosas, ya sea en centros de detención de inmigrantes en EE.UU. o en refugios desbordados en México”.

Si desea leer el comunicado completo:
https://www.hrw.org/es/news/2020/02/13/estados-unidos-el-programa-permanencia-en-mexico-afecta-los-ninos
(21/02/2020