El 23 de septiembre de 1917 nació en Tulancingo, Hidalgo, Rodolfo Guzmán Huerta, quien se convertiría en “El Santo”, “El Enmascarado de Plata”, estrella de la lucha libre. Como pocos personajes de la cultura popular mexicana, “El Santo” se convirtió en un superhéroe. Siempre del lado bueno de la humanidad, invariablemente derrotó —en sus 53 películas y en las innumerables ediciones de su historieta— a los malvados de toda laya, ordinarios o sobrenaturales, pero siempre poderosos, con los que se enfrentó. Las Mujeres Vampiro, las Momias de Guanajuato, científicos locos, marcianos, monstruos, nazis, barones del crimen organizado y sus demás enemigos mordieron el polvo gracias a la inteligencia, valentía, destreza y fuerza de “El Santo”. Haciendo honor a su nombre de batalla, jamás recurrió a malas artes ni sucumbió a los intentos de las bellas y malvadas mujeres que trataron de vencerlo con las armas sutiles de la seducción. Bueno y caballeroso, se metió muy hondo en el afecto popular. En el ring, como luchador profesional, peleó de 1942 a 1982. Ganó varios campeonatos nacionales y mundiales. Nunca fue desenmascarado. Falleció el 5 de febrero de 1984, una semana después de haberse quitado la máscara y mostrado su rostro en el programa de televisión “Contrapunto”.