Heidegger y un hipopótamo llegan a las Puertas del Cielo y San Pedro les dice: —Miren, sólo nos queda un lugar este día, y será concedido al de ustedes que dé la mejor respuesta a la pregunta “¿Cuál es el significado de la vida?”
Heidegger responde: —Pensar en el ser mismo explícitamente requiere ignorar al ser en la medida en que solamente está basado e interpretado en términos de seres y para los seres como su fundamento, como en toda la metafísica.
Y antes de que el hipopótamo pueda articular una palabra, San Pedro le dice: —¡Hoy es tu día de suerte, hipito!
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Dos hombres están sentados, lado a lado, en una cantina. Después de un rato, uno mira al otro y le dice: —No puedo evitarlo, pero después de haberlo oído me parece que tú eres yucateco.
El otro hombre responde orgullosamente: —Sí, ¡lo soy!