¿Y qué pasa con Dios?1

Steven Weinberg[2]

Las personas religiosas han discutido durante milenios la cuestión de la teodicea, el problema que plantea la existencia del sufrimiento en un mundo que supone gobernado por un Dios bueno. Han encontrado soluciones ingeniosas basadas en varios planes divinos supuestos. No intentaré discutir tales soluciones, y mucho menos añadir una más de mi cosecha. El recuerdo del Holocausto me hace poco comprensivo respecto a los intentos de justificar el comportamiento de Dios para con el hombre. Si existe un Dios que tiene planes especiales para los seres humanos, se ha tomado mucho esfuerzo para ocultar su interés por nosotros. A mí me parece poco delicado, si no impío, molestar a un Dios semejante con nuestras oraciones.

            Entre los científicos de hoy probablemente yo sea algo atípico al preocuparme de estas cosas. En las raras ocasiones en que las conversaciones de sobremesa o de la hora del té tocan cuestiones de religión, la reacción más vigorosa expresada por la mayoría de mis colegas físicos es una tibia sorpresa y diversión por el hecho de que alguien se toma aún todo eso seriamente. Muchos físicos mantienen una afiliación nominal a la fe de sus padres, como una forma de identificación étnica y para uso en bodas y funerales, pero pocos de estos físicos parecen prestar ninguna atención a la teología de su religión nominal…

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