Luis de la Barreda Solórzano
Son muchísimos más, en cualquier parte del mundo, los hombres asesinados que las mujeres que corren la misma suerte. Siempre ha sido así. Ya lo sabemos: se mata por todo y por nada: por codicia, por odio, por ira, por fanatismo, por celos, por machismo, por un estúpido incidente de tránsito, por una causa noble (¡agggh!). Y se mata a muchos más hombres que a mujeres. Pero, a diferencia de los homicidios de los hombres, en los de mujeres, en muchos casos, el hecho de que lo sean, es decir, su sexo, juega un papel decisivo.
Lo anterior no significa que los asesinos de mujeres vayan buscándolas en la calle, en el transporte, en otros sitios públicos para matarlas (salvo si se trata de asesinos seriales que eligen como víctimas a miembros del sexo femenino). No, lo que sucede es que numerosos hombres ejercen control sobre el comportamiento de “sus” mujeres y no son pocos los que hacen de su afán de control una verdadera obsesión que llega a atormentarlos y a convertirlos en atormentadores. Sigue leyendo→