Luis de la Barreda Solórzano
Provoca estupefacción que el doctor José Antonio Romero, director interino del CIDE —uno de los centros de ciencias sociales más reconocidos del mundo de habla hispana, con licenciaturas y posgrados de los mejores del país—, salga con la bobada de que los alumnos han sido influenciados por los profesores con formación en el extranjero que defienden la ideología neoliberal conforme a sus intereses privados.
Se requiere un alto grado de servilismo para acusar al CIDE exactamente de lo que el Presidente acusa a la UNAM: se ha vuelto neoliberal, le imputa el director interino, es decir, se ha pasado del lado de los malos, de quienes no respaldan acríticamente los postulados del actual gobierno de la República, que ve enemigos en todos aquellos que reflexionan sobre los problemas del país con rigor, profundidad y sin encadenarse a dogmas propios de maniqueísmo de manual pedestre. Sigue leyendo→
Acorde con su fraudulenta designación —no obtuvo la mayoría calificada en el Senado ni cumplía con los requisitos que exige la Constitución—, el logro de Rosario Piedra como titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) es notable: la ha convertido en una institución chatarra, indigna de su denominación y de la herencia del inolvidable doctor Jorge Carpizo.
Escribo estas líneas con tristeza. Tuve el honor de colaborar en la CNDH con el doctor Carpizo, como director, el primero, del Programa Penitenciario, y posteriormente visitador general a cargo de ese programa. No fue mi única responsabilidad en el sistema nacional de ombudsman: después fui elegido presidente fundador de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, cargo que desempeñé durante ocho años. Sigue leyendo→