Caso para la defensa

Graham Greene

Fue el más extraño juicio por asesinato al que jamás asistí. Los periódicos lo llamaron “el asesinato de Peckham”, aunque la calle Northwood, donde la anciana fue encontrada muerta a golpes, estrictamente hablando no estaba en Peckham. No fue uno de esos casos con pruebas circunstanciales en los que (por los errores que se han cometido en el juicio) se siente la ansiedad de los miembros del jurado como un manto que enmudece al tribunal. No, estaba fuera de duda que éste era el asesino, aunque no hubiese sido capturado in fraganti. Cuando el fiscal presentó su caso, ninguno de los presentes creyó que el hombre en el banquillo tuviera absolutamente alguna oportunidad.

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