Humor

Durante varios meses, la señora Walesa —de origen polaco, asentada en México— había estado insistiendo a su marido Jarek Novak —también de ascendencia polaca— en que la acompañara a las sesiones espiritistas de la Niña Cristina, la médium famosa en el vecindario.

Jari, ella es una auténtica médium y puede traer voces de los que ya están en el más allá. ¡Todos hemos hablado con ellos! La semana pasada hablé con mi madre, que en paz descanse. Jari, por 50 pesos podrías hablar con tu abuelito, ¡a quien tanto extrañas!

Jari no pudo resistir más los ruegos de su mujer. En la sesión siguiente, de la Niña Cristina, él se sentó bajo la luz amarilla que iluminaba la mesa verde, tomado de las manos de las personas sentadas a sus costados. Todos murmuraban: —uhmmm, uhmmm, tatummm

La Niña Cristina, en trance y con los ojos en blanco, pasó las manos sobre una bola de cristal. —¿Quién está ahí? ¿Quién? ¿El señor Novak? ¿El abuelo del señor Jarek Novak?

            Jari se tragó el bulto en su garganta y gritó: —¿Abuelito?

Ah, ¿Jari?— dijo una voz temblorosa.

—¡Sí!, ¡sí!— chilló Jari. —¡Yo soy tu Jari! Abuelito, abue, ¿eres feliz en el más allá?

Jari, estoy encantado. Tu abuelita y yo reímos y cantamos. Nos deleitamos mirando la resplandeciente faz del Señor.

Hubo una docena más de preguntas de Jari a su abuelito y éste las respondió todas, hasta que: —Bueno, Jari, tengo que irme. Los ángeles nos llaman, pero puedo responder una pregunta más. ¡Dime, dime…!

Abuelito— susurró Jari —¿y cuándo aprendiste a hablar español?