Los musulmanes caballerosos
alzan su voz1

Los musulmanes pacíficos de todo el mundo también aprecian la vida humana y por ello están empezando a denunciar de forma estentórea a los terroristas islámicos que la desprecian. Los intelectuales y eruditos musulmanes poseen autoridad suficiente como para distanciarse y renegar de las justificaciones religiosas tan simplistas que ofrecen los fanáticos suicidas del terrorismo. Uno de muchos ejemplos sería Mohammed Abu-Nimer, profesor de Paz Internacional y Resolución de Conflictos en la American University’s School of International Service en Washington, D.C. El profesor Abu-Nimer escribe:

Atacar y aterrorizar a civiles, activistas de derechos humanos, personal de asistencia humanitaria y defensores de la paz nunca ha sido una forma islámica de resistir a la ocupación ni de combatir la opresión. […] En el islam no hay justificación religiosa para acciones brutales y despiadadas como la decapitación, el ataque aleatorio a mezquitas o el hostigamiento de civiles sea cual sea su nacionalidad.[1]

            Otro destacado defensor islámico de la moderación y la tolerancia es el imán Feisal, fundador de la American Society for Muslim Advancement (ASMA). Se ha manifestado en los términos siguientes:

El Corán nos advierte que no debemos ceder ante este tipo de provocaciones y nos aconseja: «Si el demonio te incita al mal, busca refugio en Alá.» Este versículo nos enseña que «No es igual obrar bien y obrar mal» y nos insta a responder al mal con las conductas más hermosas, de modo que la persona de quien te separe la enemistad se convertirá en amigo ferviente [41:34-36]. Ésta es la norma ética islámica: transformar el odio en compasión. Hacemos un llamamiento a todos nuestros hermanos musulmanes a cumplir esta directiva coránica.[2]

            Se trata de sentimientos valerosos y encomiables. Por desgracia, para algunos occidentales, extractos del Corán como el que sigue parecen contener una justificación para la brutalidad:

Infundiré el terror en los corazones de quienes no creen. ¡Cortadles el cuello, pegadles en todos los dedos! Es que se habían separado de Alá y de su Enviado.[3]

            Así pues, del mismo modo que la civilización occidental se encuentra dividida sobre la forma de responder al terrorismo islámico, desde la contemporización hasta la represalia, la civilización islámica también está manifestando divisiones sobre la forma de responder al terrorismo, desde la aprobación hasta la condena. El profesor Abu-Numer comprende lo que afirmó Gandhi: que cada uno de nosotros debe ser el cambio que deseamos ver en el mundo. En este sentido, el terrorismo islámico cesará de ser fuente de conflicto internacional sólo cuando una proporción suficientemente amplia de árabes y otros musulmanes pacíficos y moderados lo condenen de forma reiterada e insistente, y en público. En palabras del profesor Abu-Nimer:

Los árabes y musulmanes deben echarse a la calle y movilizar a todas nuestras instituciones sociales, culturales y políticas para que luchen contra estos grupos y sus mensajes de odio, exclusión y ceguera. Cuando todos aquellos que se oponen a tales acciones y estrategias, ya sean pedagogos, farmaceúticos, periodistas, imanes, amas de casa o tenderos, reclamen el espacio público y exijan su fin, la credibilidad y legitimidad de este tipo de ideología terrorista pasarán a ser un tabú religioso, cultural o político.[4]

            Tales sentimientos generan una gran esperanza para la aldea global, que acarrea un resultado opuesto al que pretenden los autores de los atentados del 11-S, y que ha abierto una puerta a la modernización de la civilización islámica en sí. En efecto, como ha observado Lee Kwan Yew, entre otros visionarios políticos, la verdadera «guerra contra el terrorismo» es la que debe librar de forma pacífica pero persistente la propia mayoría moral islámica. Mis amigos budistas llaman a esta reacción «generar causas positivas». No podemos deshacer lo ocurrido el 11-S, pero sí podemos evitar extraer de esta experiencia consecuencias mejores y evitar consecuencias peores. Ω

[1] http://www.monitor.upeace.org/archive.cfm?id_article=331

[2] Comunicado de prensa, 24 de febrero de 2006, V. también www.asmasociety.org

[3] El Corán, 8:12.

[4] http://www.monitor.upeace.org/archive.cfm?id_article=331 [en inglés]