Las fotografías de los diarios muestran a Andrés Manuel López Obrador izando la mano de Cuauhtémoc Blanco, a quien ha manifestado su apoyo para contender como candidato a gobernador del estado de Morelos. Ambos lucen como camaradas de lucha exhibiendo orgullosa satisfacción por su alianza.
Dejemos de lado la notable discordancia entre el discurso del líder de Morena —de aquí en adelante todo será pureza en el país— y la turbulenta trayectoria pública del alcalde de Cuernavaca, pues el primero ha dado abundantes muestras de que todo aquel que se incorpora a su movimiento se vuelve parte del pueblo bueno —¡hasta Manuel Bartlett!—, aunque un instante antes haya formado parte de la mafia en el poder.
Asimismo, no pensemos en que Blanco ha sido señalado como autor de varios delitos, los cuales van desde actos de corrupción hasta la autoría intelectual del homicidio de un empresario. López Obrador ha dicho que al llegar a la Presidencia perdonará todos los delitos e incluso promoverá la amnistía para los culpables de los crímenes más graves. Por lo visto, desde ahora está ejerciendo su indulgencia. Sigue leyendo