Humor1

Cuando iban a la reunión anual número 65 de sus compañeros de secundaria, el avión se desplomó y ellos se fueron derechito al Cielo. A las puertas del Paraíso los esperaba San Pedro, quien les condujo a una magnífica mansión con finos acabados de seda y oro, una cocina completamente equipada y una cascada en el baño principal. Una criada se encargaba de colgar la ropa favorita de ambos en los vestidores. Tragaron saliva de asombro cuando San Pedro les dijo: —Bienvenidos al Paraíso. Ahora, este será su hogar; es su recompensa.

Beto miró por la ventana y vio un campo de golf de lujo, más bello que cualquiera que hubiese visto en vida. San Pedro los llevó a la casa club, donde estaba servido un lujoso bufet con todas las delicias imaginables: langosta termidor, filete miñón, postres cremosos… Beto miró nerviosamente a Concha y luego se volvió hacia su anfitrión: —¿Dónde está la comida baja en grasas y colesterol?— preguntó.

Esa es la mejor parte— respondió San Pedro. —Pueden comer ustedes todo lo que quieran de lo que se les antoje y nunca engordarán ni enfermarán. ¡Éste es el Paraíso!

            ¿No tienen que hacerme análisis de sangre ni tomarme la presión?— insistió Beto.

Nunca jamás— dijo San Pedro. —Todo lo que tienen que hacer es disfrutar.

Beto miró a Concha y un poco enojado le dice en voz baja: —Si no hubiese sido por tu comida saludable, podríamos haber llegado aquí diez años antes. Ω

 


[1] Chiste tomado de: CATHCART, Thomas y KLEIN, Daniel. Heidegger and a hippo walk through those Pearly Gates. Penguin. EU. 2009, p. 135. Traducido y adaptado por José A. Aguilar V.