Respuesta de la hija de una de las tres mujeres indígenas inculpadas injustamente, al reconocimiento
de inocencia, y a la disculpa pública
del Procurador General de la República

Buenas tardes a todos y cada uno de ustedes, pueblo de México y pueblos del mundo. Gracias por todavía acompañarnos.

            Es lamentable, increíble que a seis meses de cumplirse once años del caso 48/2006, hoy por fin la Procuraduría General de la República reconoce de manera forzada, no por voluntad, que el caso citado fue un error. La disculpa, es por funcionarios mediocres, ineptos, corruptos e inconscientes que fabricaron el delito de secuestro e inventaron que Jacinta era delincuente. La evidenciaron en los diarios locales de Querétaro, la demandaron por un delito federal que no alcanzaba fianza, la investigaron los mismos policías demandantes y la encarcelaron con mentiras, sin decirle que tenía derecho a un abogado de oficio y a un traductor. Jacinta Francisco Marcial, es mi querida madre, es una mujer indígena que huyo de Santiago Mexquititlán, ella fue la que fue secuestrada ilegalmente el jueves 3 de agosto de 2006. Acusada de privación ilegal de la libertad de 6 agentes federales de investigación, hoy agentes ministeriales, bajo el expediente ya citado. Y fue sentenciada a 21 años de cárcel y pagar una multa de 2 mil días de salario mínimo, un equivalente a 90 mil pesos. Ella fue liberada gracias al apoyo del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, organismo no gubernamental de los padres jesuitas de México, la noche del 15 de septiembre del 2009 tal vez para simular la independencia de México. El caso 48/2006 es un simple ejemplo de tantas de las muchas arbitrariedades ilegales que cometen las autoridades que tienen título, nombramiento, reconocimiento oficial en este nuestro país que es México. Este largo proceso de desgaste económico, emocional, físico, psicológico, dejó una gran experiencia de la realidad. Hoy se sabe que en la cárcel no necesariamente están los delincuentes; están los pobres que no tienen dinero, los indefensos de conocimiento, a los que los poderosos someten a su voluntad, los delincuentes de mayor poder, los delincuentes de cuello blanco no pisan la cárcel. No conocimos en Querétaro, ningún rico que estuviera en la cárcel. Jacinta pudo ser liberada gracias al apoyo de su familia, gracias a la publicación que hizo muchos seres humanos pensantes, pero sobre todo, gracias a la valiosa intervención de todo el equipo de apoyo del Centro Prodh. De no haber sido así, de no haber sido esta gran labor, Jacinta hoy estaría pagando una sentencia de un delito que jamás existió. La pregunta es ¿cuántos inocentes están hoy en la cárcel por un delito no cometido o que no existe? ¿cuántos secuestradores, delincuentes autorizados con título, nombrados por la ley andan sueltos, cobrando de nuestros impuestos, encarcelando, persiguiendo o acosando con un delito fabricado? Agentes Federales como los que acusaron a Jacinta y sus cómplices, por que tuvieron cómplices, son los que el Estado contrata para garantizar la seguridad social. ¿Qué sería nuestra vida sin ellos? ¿Qué hay hoy de estos funcionarios públicos, agentes federales, Ministerio Público, Juez, y los cómplices de los policías demandantes? Espero equivocarme, pero seguramente siguen trabajando y cobrando de nuestros impuestos, siguen siendo nuestros empleados, a pesar de demostrar con este caso, su ineficiencia e inutilidad. Sigue leyendo