En rarámuri, “campeona” se dice: Lorena Ramírez

El esfuerzo titánico de los grandes deportistas, su constancia, resistencia y capacidad, se ven aumentados y reforzados por elementos tecnológicos como ropa deportiva con características especiales, así como por infraestructura y espacios de entrenamiento acondicionados que les permiten desarrollar sus capacidades. Sin embargo, muchos atletas no cuentan con las mismas oportunidades.

María Lorena Ramírez es una joven perteneciente a la comunidad raramuri y oriunda de Guachichi, Chihuahua. Los raramuris o tarahumaras son una comunidad indígena del norte de México, que habitan la parte de la Sierra Madre Occidental que atraviesa el terriotorio del estado mencionado. Su nombre proviene de las raíces: rara (pie), y muri (correr). La sierra Tarahumara es escabrosa y quebrada, con bruscos desniveles entre elevadas montañas y profundas barrancas.^[1] Estas condiciones geográficas, aunadas a la nula intervención tecnológica en el territorio, han hecho necesario que la población raramuri adopte un estilo de vida de un gran esfuerzo físico para satisfacer sus necesidades básicas y para la realización de sus labores agrícolas, lo que los lleva a realizar constantemente largas y pesadas caminatas. Lorena no es la excepción, y diariamente camina entre 10 y 15 kilómetros cuando sale a pastorear a sus chivas, a recoger agua y a comprar comida para su familia. Al igual que a otros rarámuris, esta clase de rutina le ha permitido generar la condición física necesaria para convertirse en una corredora de alta resistencia.

A las competencias se presenta con el mismo atuendo con el que acostumbra trotar entre las barrancas de Guachochi: un vestido tradicional que ella misma borda y huaraches con suela de llanta. Así, Lorena se dio a conocer internacionalmente cuando en 2016 corrió los 80 kilómetros del Ultra Maratón Caballo Blanco ganando el tercer lugar. Ese mismo año, ganó el primer lugar de los 50 kilómetros de Tlatlauquitepec, Puebla, lo que le valió una invitación para participar en el Tenerife Bluetrail, en España.

En su primer intento, Lorena tuvo que abandonar la competencia en el kilómetro 55 por un fuerte dolor en su rodilla, pero eso no detuvo sus deseos de conquistar la meta. Se recuperó de la lesión, continuó preparándose con disciplina, volvió a ganar el Ultra Maratón de Tlatlauquitepec y en abril de 2018 regresó para correr de nuevo en Tenerife, esta vez conquistando el tercer lugar de su categoría y el quinto mejor tiempo femenil del evento.^[2] Lo que es insólito y al mismo tiempo admirable en esta historia, es el hecho de que Lorena ha logrado superar sus condiciones económicas, sociales y geográficas, demostrando una vez más la extraordinaria tenacidad y gran valía de las poblaciones indígenas, en particular de sus mujeres, aun a pesar de las múltiples desigualdades y marginaciones que sufren.  Por ello, si bien es necesario apoyar la práctica del deporte en todos los niveles y grupos sociales, es de la mayor importancia que desde la administración pública se generen políticas que posibiliten su práctica entre las poblaciones indígenas de México.