Las tres Leyes Asimov
del buen gobierno[1]

  1. Un buen gobierno no hará daño a ninguna persona ni, por inacción, permitirá que alguna persona sufra daño.
  1. Un buen gobierno debe obedecer las órdenes de las personas, excepto si esas órdenes entran en conflicto con la regla 1.
  1. Un buen gobierno debe proteger su propia existencia en la medida que esta protección no entre en conflicto con las reglas 1 o 2.

 

[1] En realidad, Isaac Asimov ideó estas leyes para los robots —los buenos robots—, pero a Perseo le parece que son adaptables a los gobiernos.