Luis de la Barreda Solórzano
No conozco mejor descripción del sectario que la de Fernando Savater en su imprescindible Diccionario del ciudadano sin miedo a saber (Ariel). El sectario, dice el filósofo español, quiere que los suyos salgan adelante a toda costa, aunque el conjunto del país sufra en su armonía o incluso corra peligro de desmoronarse.
Extraña mentalidad la del sectario: no importa que como consecuencia de sus acciones el mundo se hunda, venga un nuevo diluvio o vuelva a llover fuego. Lo único importante para él es que su obsesión ideológica se imponga a todos, aunque los haga sufrir: la ideología —abstracta e inasible— es lo importante, no el bienestar de las personas de carne y hueso. Sigue leyendo→
Desde luego, las comisiones públicas de derechos humanos deben ser estrictas al analizar la actuación de los policías y señalar, cuando los haya, los abusos en que incurran, solicitando que se inicien los procedimientos administrativos y/o penales correspondientes
¿Pero qué sucede cuando son los policías las víctimas de agresiones que ponen en peligro su vida o los privan de ella o lesionan gravemente su integridad física o síquica o su salud. Sigue leyendo→
Más de un millón de personas lo esperaban en las calles de la Ciudad de México y en el Panteón Jardín no para despedirlo, sino, por el contrario, para jurarle con sus lágrimas y su desconsuelo que no lo olvidarían el resto de sus vidas, que se quedaría por siempre en su corazón.
Elegido de los dioses, se quedaría joven para siempre, con esa sonrisa en la que se dibujaba el júbilo invencible de estar vivo y ser él mismo, a quien nadie se parecía ni se parecería en la posteridad. Si no hubiera muerto a edad tan temprana quizá la veneración popular no hubiera alcanzado la asombrosa dimensión a la que se elevó. A los 39 años de edad, en la que permanecería eternamente, seguiría siendo el hombre seductor que enfervoriza a mujeres y hombres. Sigue leyendo→
En 27 años de existencia de la institución del ombudsman en México, nunca había sido asesinado el presidente de un organismo público defensor de los derechos humanos. El lunes pasado no sólo se asesinó al presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Baja California Sur, Silvestre de la Toba, sino también a su hijo, mientras que su esposa y su hija resultaron gravemente heridas.
El crimen múltiple es un acto de una crueldad extrema. Si se trató de una represalia contra el defensor de los derechos humanos —por sí sola execrable—, ¿por qué tenía que atentarse también contra sus seres más queridos? No hay palabras para expresar el asco y la amargura que me provoca esa ruindad. Desde luego, es elemental la exigencia de que se detenga a los asesinos y se haga justicia en un lapso breve, pero ni eso ni nada reparará el agravio que se causó no sólo a los habitantes de Baja California Sur, sino a toda la sociedad mexicana. Sigue leyendo→
Empiezo por puntualizar que abusar sexualmente de un menor es un delito gravísimo que amerita la más enérgica reprobación social y las sanciones penales más severas. Más aún: los culpables merecerían que Yahvé, el vengativo Dios del Antiguo Testamento, volviera a hacer que lloviese fuego y éste cayera sobre las cabezas de los abusadores.
En la avalancha de imputaciones por acosos y ataques sexuales iniciada en Hollywood y continuada en varios países del mundo se ha incluido un video en el que se observa a una jovencísima Demi Moore, a los 19 años, besando en los labios suave aunque algo prolongadamente a un muchacho de 15 que celebra su cumpleaños. Sigue leyendo→