Perseo está de luto, de un luto singular. Nunca la maldad criminal, tan desatada últimamente en México, se había atrevido a atentar gravemente contra algún ombudsman, la figura que representa el anhelo social por preservar la dignidad humana frente a los abusos del poder. Ya se atrevió, y de manera espantosa, al asesinar a tiros a Silvestre de la Toba Camacho, Presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Baja California Sur y a su hijo, y lesionar a su esposa y a su hija.
El terror homicida sigue cebándose en el mundo musulmán. Una bomba y disparos causaron cientos de muertos y de heridos en la mezquita al-Rawdah del desierto del Sinaí.
La tragedia venezolana no tiene fin. El gobierno madurista, mediante brutalidad, torturas y persecución política sistemáticas e impunes, se ensaña cada vez más contra los opositores, como lo está documentando puntualmente Human Rights Watch.
El profesor, historiador y escritor estadounidense Timothy Snider invita a los policías, los militares y los servidores públicos que usan armas a que digan ‘no’ cuando sus jefes les ordenen matar injustamente.
15 000 científicos de 184 países hacen una segunda llamada de alerta para salvar al planeta, al ambiente y al género humano de la devastación sustancial e irreversible que los amenaza por la necia avidez del aparato industrial, comercial y financiero que domina al mundo.
Perseo celebra la Navidad alojando en clásicos a Óscar Wilde, con su estremecedor cuento El Gigante Egoísta, y a Karel Capek, con su irónico relato Sobre los cinco panes.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Amnistía Internacional, Human Rights Watch, el Tribunal Constitucional Alemán, la CNDH y la Suprema Corte de Justicia de la Nación nos comparten sus resoluciones y asuntos más importantes.
Cosas veredes se asoma ahora a Cataluña; a la pobre condición de los policías mexicanos —entre la espada de las agresiones cobardes y la pared de los gobiernos irresponsables—; al recuerdo de Pedro Infante, el ídolo máximo del pueblo mexicano —a cien años de su nacimiento—; al primer asesinato perpetrado contra un ombudsman mexicano, y al envidiable beso que hace 36 años dio Demi Moore, a los 19 años, a un exultante jovencito de 15.