Informe Anual del Observatorio
de Salarios, 2016
Universidad Iberoamericana

La desigualdad es un problema lacerante para el mundo y el país. El gran mérito de Piketty, así como de instituciones como OXFAM, es haber puesto nuevamente en la agenda pública internacional y nacional a la desigualdad. El haberlo hecho no es sólo porque un país camina en el sendero de mayor inequidad, sino porque el globo en su conjunto, con honrosas excepciones se dirige hacia un sendero de mayor acumulación y centralización de riqueza en pocas manos y, de la democratización de condiciones pobreza y vulnerabilidad que se perpetúan en el tiempo.

            De acuerdo a la evidencia presentada en este Informe, el 1% más rico de la población se apropia del ingreso equivalente del 90% restante. 1.3 millones de mexicanos tienen un ingreso equivalente a 115 millones. El 10% más rico tiene el 67% del ingreso nacional, mientras la distribución del ingreso primario entre el trabajo y capital es de 74% y 26% respectivamente.

            La desigualdad salarial si bien sigue siendo un elemento importante que influye en la desigualdad en general, es mucho menor a la desigualdad intra-empresarial. Juntas, desigualdad intra-empresarial y desigualdad en la distribución del ingreso primario de capital y trabajo, son aún más profundas y significativas. La desigualdad vista desde la comparación entre los salarios y las ganancias promedio muestra una separación tan amplia que las ganancias promedio más altas son 2 mil 420 veces los salarios promedios más bajos. La desigualdad intra-empresarial muestra evidencia de una desigualdad perfecta con un GINI muy cercano a 1 (0.97).

            El mecanismo redistributivo regresivo en el primer caso, de distribución del ingreso primario entre trabajo y capital, se da a partir del establecimiento de los aumentos salariales con base a la inflación, sin criterios de productividad considerados. Las ganancias de la productividad que se le asignan a los ingresos por trabajo, son para resarcir las pérdidas de poder adquisitivo. Los excedentes son asignados hacia los ingresos del capital.

            En el segundo caso, de desigualdad intraempresarial, existen condiciones de piso inicial disparejos. La igualdad de oportunidades en el plano empresarial, pasa por poner condiciones iniciales similares y, con posterioridad, de mayor progresividad en el plano fiscal. Los grandes grupos económicos cuentan hoy con privilegios fiscales bajo los cuales pagan en promedio entre el 10 y 13% de su Renta versus el 30% como tasa máxima para las pequeñas y medianas empresas. Situación que genera excedentes extraordinarios para la reinversión y mejores condiciones para evitar shocks o crisis en el futuro.

            La agenda pública que estos hechos imponen desde la política pública, implica por un lado, el reconocimiento de los límites y alcances de una política social que no puede sola con la problemática y, por otro, el repensar la política pública en su conjunto, como una serie de medidas interrelacionadas de política económica, social, salarial, industrial y comercial que a la vez que generen condiciones para mayor crecimiento y productividad, lo hagan en condiciones de mayor equidad social, de cambios significativos en las reglas de la distribución de la riqueza generada.

            La inevitable interrelación entre crecimiento, desigualdad y pobreza, debe plantear para México una agenda donde las propuestas, proyectos específicos y como nación, dejen de llevarse a cabo como iniciativas aisladas. Se requiere por tanto, de esfuerzos en materia de política pública por rediseñar la política social hacia una más redistributiva y menos de contención de pobreza, hacia una política económica que fortalezca el mercado interno y la redistribución no sólo entre capital y trabajo sino entre la misma clase empresarial. Se requiere de una nueva política salarial que considere en su implementación criterios no sólo de recuperación de poder adquisitivo, al indexarla a la inflación esperada, sino también de criterios de redistribución de la productividad social. Se requiere de una política tributaria progresiva, que por justicia redistributiva, grave más a quienes más tienen, despareciendo los regímenes especiales de tributación como la consolidación fiscal hoy Régimen Opcional de Sociedades, cuyo nombre ha cambiado pero no su propósito de gravar menos a los empresarios más pudientes en detrimento de otros empresarios.

            En síntesis, en la agenda de la desigualdad hacia el futuro implica una profunda revisión de la política pública, una reorientación integral de sus distintas vertientes (económica, social, salarial, industrial y comercial) para la consecución de una sociedad más justa y equitativa. Desde el Observatorio de Salarios y el EQUIDE, con este Informe, ponemos sobre la mesa, elementos adicionales para un debate nacional, público e informado, sobre la desigualdad, causas, mecanismos de reproducción, alternativas y acciones a seguir hacia el futuro.

            Para ver el informe completo:

http://redsalarios.org/app/uploads/573a2295ed2e4.pdf

(17/05/2016)