¿Qué tipo de época es la nuestra?1

Boaventura de Sousa Santos[2]

Vivimos en una época en que la relación mutua entre miedo y esperanza parece colapsar frente a la creciente polarización entre el mundo del miedo sin esperanza y el mundo de la esperanza sin miedo, o sea, un mundo en que las incertidumbres, descendentes o ascendentes, se transforman cada vez más en incertidumbres abismales, esto es, en destinos injustos para los pobres y sin poder, y misiones de apropiación del mundo para los ricos y poderosos. Un porcentaje cada vez mayor de la población mundial vive corriendo riesgos inminentes contra los cuales no existen seguros, o si los hay, son financieramente inaccesibles, como el riesgo de muerte en conflictos armados donde no se participa activamente; el riesgo de enfermedades causadas por sustancias peligrosas usadas de modo masivo, legal o ilegalmente; el riesgo de violencia causada por preconceptos raciales, sexistas, religiosos u otros; el riesgo de saqueo de sus magros recursos, sean salarios o pensiones, en nombre de políticas de austeridad sobre las cuales no se tiene control; el riesgo de expulsión de sus tierras o de sus casas por imperativo de políticas de desarrollo de las cuales nunca se beneficiarán; el riesgo de precariedad en el trabajo y de colapso de expectativas suficientemente estables como para planear la vida personal o familiar, ante la propaganda de autonomía y emprendedurismo.

       En contrapartida, grupos sociales cada vez más minoritarios en términos demográficos acumulan un poder económico, social y político cada vez mayor, un poder casi siempre basado en el dominio del capital financiero. Esa polarización viene de lejos, pero hoy es más transparente y tal vez más violenta. Consideremos la siguiente cita:

Si una persona no supiese nada acerca de la vida del pueblo de este, nuestro mundo cristiano, y se le preguntase: ‘Existe un cierto pueblo que organiza el modo de vida de tal forma que la abrumadora mayoría de las personas, 99% de ellas, vive del trabajo físico sin descanso y sujetas a necesidades opresivas, mientras el 1% de la población vive en la ociosidad y en la opulencia. Si ese 1% de la población profesara una religión, una ciencia y un arte, ¿qué religión, arte y ciencia serían esas?’. La respuesta no podría dejar de ser: ‘Una religión, una ciencia y un arte perversos’”.

Se diría que se trata de un extracto del movimiento Occupy o de los movimientos de los indignados de inicios de la presente década. Nada de eso. Se trata de una entrada del diario de Lev Tolstoi del día 17 de marzo de 1910, poco tiempo antes de morir.

[1] Fragmento del cap. “La incertidumbre: entre el miedo y la esperanza” del libro América Latina. La democracia en la encrucijada (compilación), Octubre Editorial, Buenos Aires, 2016.

[2] Doctor en Sociología del Derecho por la Universidad de Yale. Profesor y director del Centro de Estudios Sociales de la Facultad de Economía de Coimbra, y profesor visitante de la Universidad de la Wisconsin-Madison, San Pablo, Los Andes y de la London School of Economics.