Presupuesto, principio de igualdad y derechos fundamentales

Por Eder Axel Gutiérrez Ramos*

Comúnmente cuando se habla del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), se suele hacer referencia a que después del  proceso de deliberación política que su aprobación implica, siempre hay lo que se conoce como “ganadores y perdedores” en el sentido de que no todas las instituciones del Estado reciben el presupuesto previsto para ejercer durante el año siguiente, mientras que otras son por así decirlo “premiadas”, y aunque a veces tienen subejercicios por falta de planeación[1], se les prevé de recursos suficientes para poder operar como es debido.

También se dice que tal presupuesto funciona como si fuera una “pócima de la verdad” en el sentido de que dadas las asignaciones que se realizan, se corrobora o no el cumplimiento de ciertas promesas,lo cual si lo entendemos como un proyecto ideológico podríamos decir que quien apuesta más por la diversidad que por la igualdad probablemente destinará más recursos a temas de seguridad pública que alguien que por el contrario invierte dicha fórmula y busca por ejemplo implementar la renta básica universal para redistribuir el ingreso entre los ciudadanos más desfavorecidos[2].

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